Venezuela con pasos acelerados hacia el FMI
La contracción económica que vive el país, aunado al recorte de subsidios en programas sociales anunciados por Jessi Chacón y ejecutados a la calladita por el presidente Nicolás Maduro, más el regreso a las viejas política de la Cuarta República como la puesta en funcionamiento de los peajes, son claros indicios que caminamos con acelerados pasos hacia la firma de la Carta de Intención del FMI para solicitar “auxilio financiero”. No en vano el presidente Maduro viene sosteniendo reuniones con representantes del gobierno norteamericano.
Así vamos bien, porque sería sincerarse con el país, acercándose con sinceridad de labios al capitalismo salvaje y dejar atrás las políticas sociales que tanta popularidad dieron al fallecido presidente, es decir, el socialismo de Chávez lo enterraron con él. Llamarse socialista sería un refrán, aunque seguramente ese término se seguirá utilizando para engañar incautos, pero de allí a la práctica, habrán kilómetros de diferencia, porque las recetas del FMI ya están en marcha y van de frente contra las ayudas sociales. La verdad de lo que dijo el profesor Jorge Giordani sobre la asesoría francesa, comienza a ver luz.
Recuerde que desaparecieron los vuelos solidarios de la Fuerza Aérea, el transporte SITTSSA, la Misión Hijos de Venezuela y Madres del Barrio está en lista de espera. Mercal comenzó a tambalearse con recortes tan drástico que del Municipio Cedeño del Estado Bolívar desapareció, compran en Cabruta, pero cuando llega. En Amazonas se redujo a dos bodegas y lo único que se incrementa son las colas, que cada día son más largas. En castellano significa regresar a los tiempos de Carlos Andrés Pérez. Quitarles el dinero a los pobres y entregárselo a los más ricos.
Ahora, esto que a todas luces es traicionar los principios del presidente Hugo Chávez, es política propia de la oligarquía roja rojita, basta saber cómo el pueblo chavista digerirá esta traición que tocará la arepa de todo los días, porque al FMI en nada le preocupa la pobreza de América Latina, eso es problema de cada presidente. Ese organismo es representante de las familias más ricas y poderosas del mundo, cuyos interesados tienen que someterse a sus exigencias económicas, aplicar las recetas que incluyen incremento en el precio de la gasolina y recortes de programas sociales.
Esta organización siempre ha sido criticada por orientar sus políticas globales al fomento del capitalismo; en esta misma línea se la acusa de haber impuesto a los países en vías de desarrollo programas económicos, a cambio de préstamos condicionados al cumplimiento de estos programas, basados en el Consenso de Washington, reducción del déficit y el gasto público, las políticas monetaristas y el neoliberalismo, lo que habría provocado un aumento de la brecha entre ricos y pobres y un empeoramiento de los servicios públicos, como la sanidad. También está acusada de haber apoyado a dictaduras militares anticomunistas durante la Guerra Fría, y se le han criticado puntualmente sus políticas sobre medio ambiente y alimentación.
No tardan en aparecer los intelectuales del FMI hablando sobre las bondades de la economía norteamericana, los efectos positivos de los “auxilios financieras” y la urgente ayuda que tiene que solicitar el país para “salvar” la economía.
El desabastecimiento artificial de alimentos se ejecuta con una distribución en el país que responde a mecanismos políticos para desestabilizar y crear alarma, inducido de cara a las elecciones del próximo 26 de septiembre.
El Sistema Integral de Control Agroalimentario (Sica), supervisado por la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada), lleva un control de producción nacional e importaciones.
A través de estos mecanismos de control se conoce la cuota de importación y el registro de lo que se produce, pero gran parte de los empresarios venezolanos responden a intereses de Estado Unidos, que junto a un grupo élite de la oposición venezolana, andan detrás de la escasez alimentaria con el propósito de echar al presidente Maduro, no para mejorar la situación social del país, de la que se dan golpes de pecho a través de los medios de comunicación por el crecimiento de la pobreza extrema, sino para ponerle mano al presupuesto nacional.
Esta verdad se confirmará después de las elecciones de septiembre cuando cese la campaña mediática, el tema salga del tapete y los alimentos aparezcan.
Esta pequeño grupo de empresarios no padecen la escasez alimentaria ni de medicamentos, visite los centros comerciales del Este caraqueño y las zonas de familias pudientes en otras ciudades del país, y observará que allí sobran los productos que en los sectores marginales, el 80% de los venezolanos, hace falta.
Lo que no entiendo en mi ignorancia campesina e indígena, es el propósito de Estados Unidos de echar al chavismo del poder cuando hace exactamente lo mismo que la oposición, solo le falta comprar bienes en Miami, aunque seguramente ya muchos de ellos lo han hecho.
Ahora señor Presidente, sigo insistiendo, el problema del país no es dinero, es la desbordante corrupción administrativa. Dinero puede buscar la cantidad que quiera, pero el resultado será el mismo, lo devorará como piraña la oligarquía roja rojita que no cesa de amasar riqueza a través de una corrupción que va desde el Poder Judicial hasta toda la estructura del gobierno nacional. Usted pidió que lo ayudaran en su lucha contra la corrupción, entonces aperture una página en internet para que el soberano denuncie a fiscales, jueces, militares y gobernantes corrupto. A usted solo le corresponderá dar repuesta con la ratificada Luisa Ortega Díaz y la Contraloría General de la Republica. Hágalo y verá que su gobierno dará un vuelco sorprendente.
Más información. La reventa de productos de Mercal en Caicara de Orinoco y Cabruta, es un negocio del sector militar. La leche de mercal cuesta 600 bolívares y los otros productos lo venden a los mayoristas. A esa población no ha llegado la lucha contra la corrupción emprendida por el Presidente. Allí, el gobierno del General Rangel Gómez no llega a los barrios más pobres y un pipote de agua lo venden en 150 y en Maripa un tambor de gasolina cuesta 1.500 bolívares y los indígenas piapocos y panares ven los productos de Mercal en la televisión.
La crisis afecta el transporte autobusero hacia las distinta rutas de comunicación con el resto del país. Caracas Puerto Ayacucho solo tres autobuses que dependen de llegar tempano. De llegar más allá de las diez de la mañana, no regresan a sus destinos de origen y los pasajeros quedan varados en el terminal Melicio Pérez de Puerto Ayacucho. De 21 autobuses que cubrían la ruta Puerto Ayacucho Caicara, sólo quedan cinco, porque el tramo carretero Puerto Ayacucho-Los Pijiguaos está muy deteriorado. La responsabilidad es del ministro de Transporte Haiman El Troudi por no reparar una carretera que lleva más de quince años sin hacérsele mantenimiento, y por dejar convertir en chatarra los autobuses de la empresa SITSSA, los que bien se pudieron otorgar en créditos a las empresas para mejorar el servicio, pero prefirió arrumarlos en el Terminal de Oriente, las estaciones del Metro de Agua Salud y La Paz, y el terminal de Puerto Ordaz. Señor Presidente, he ahí un caso de corrupción administrativa.
En la Alcaldía chavista y Bolivariana de Maroa los trabajadores llevan tres años sin cobrar cesta ticket, se pierden las prestaciones sociales y los aguinaldos los pagaron incompletos.
En Río Negro el Alcalde compró dos plantas eléctricas usadas y las cobraron como nuevas, aunque ahora hay que comprar repuestos para que funcionen, porque esa población lleva tres años sin alumbrado eléctrico.
En la gobernación de Amazonas el opositor gobernador Liborio Guarulla le pagó chucuto a los empleados, pero proveedores y contratistas cobraron completico. Los trabajadores para cobrar sus prestaciones sociales tienen que pagar 20 por ciento a sindicalistas y ejecutivos de la gobernación. Allí la corrupción va de la cabeza a los pies.
En la población de La esmeralda un litro de gasolina cuesta 125 bolívares y en los otros municipios del interior de Amazonas vale 100 bolívares, y no hay. Los chavistas de PDVSA la venden a los empresarios colombianos.
Las escuelas de Amazonas siguen deteriorándose por falta de mantenimiento. La Escuela Creación Puerto Ayacucho se le derrumbó un pedazo de platabanda y los docentes redujeron en más de quinientos los cupos, en un sector de alta incidencia indígena, cuyos padres prefirieron perder el año escolar ante la falta de recursos para pagar transporte. Eso es su responsabilidad Dr. Héctor Rodríguez, ministro de Educación.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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Lea en este blog más artículos y los libros: La familia del Yaruro, Un grito en el sur y La Justicia de Justa.