Sanciones de Obama contra venezolanos huelen a petróleo
Barack Obama firmó sanciones aprobadas por el Congreso contra funcionarios venezolanos acusados de violaciones de Derechos Humanos y acoso a la Sociedad Civil de Venezuela, ya que según Obama, Maduro ha intentado sofocar la disidencia arremetiendo contra manifestantes que protestan por el deterioro de la situación política, económica y de seguridad, sin embargo hay que ser justo en la aplicación de la medida, porque no es verdad que las protestan son pacíficas, ni es verdad que los únicos perjudicados son los de la oposición.
Las protestan vienen siendo aliñadas con violencia y los perjudicados, además del comercio que sufre destrozos, son los habitantes de los pueblos con trancas de calles avenidas y hasta agresiones personales de parte y parte.
El tema de los Derechos Humanos siempre ha sido la excusa para dar inicio a hostilidades contra los países que no se plieguen a las apolíticas intervencionistas de los llamados países del primer mundo, que arremeten contra los más débiles acusándolos de violación de derechos fundamentales, pero comenzando ellos por violar estos mismos derechos. En el caso de Venezuela la violación del derecho a la alimentación la ejecutan empresas venezolanas aliadas de Estados Unidos, que defienden más aquellos intereses que los de su propio país.
El desabastecimiento de alimentos es artificial, porque mantienen sus galpones repletos de productos comestibles para provocar escasez y buscar por esta vía salir del presidente Maduro. Apoyados por la corrupción de militares y políticos del alto gobierno, cruzan toneladas de alimentos para Colombia, violando el derecho a la alimentación y a la salud de un pueblo que observa su clase media hundirse en pobreza y el lanzamiento al abismo de la extrema pobreza, de millones de familias pobres.
Estos hechos no son observados por los organismos internacionales de Derechos Humanos del Vaticano y la Conferencia Episcopal Venezolana, que como zorras se arrastran tras sus dueños para comer migajas, pese a que anualmente se embolsillan miles de millones de bolívares con la privatización de escuelas y módulos sanitarios públicos, cuyos gastos son pagados por el gobierno Venezolano para mantener una élite de la que ningún pobre come, únicamente regalan bendiciones y agua bendita con lo que no se va al mercado. Son ellos con sus operadores políticos, disfrazados defensores de los Derechos Humanos, los que han elaborado expedientes de violación de estos derechos contra este país, para justificar las acciones de las familias petroleras más ricas del planeta contra un pueblo pobre como el nuestro. No perdonan que el presidente Chávez les haya arrancado de la mano un grueso volumen de petróleo, del que les entregaban unos presidentes colocados en Miraflores como traje a la medida de aquellas familias, a las que pertenece Barack Obama.
Chávez destinó parte de ese petróleo a países pobres de América latina y el Caribe, así como quitó un pedazo de los recursos de PDVSA y se lo entregó a los más pobres convertidos en misiones. Eso no lo perdonan unos curas que no rinden cuenta del dinero que reciben, ni una clase política acostumbrada a disfrutar a manos llenas de los recursos petroleros, en otros términos, la avaricia hecha carne.
Según Jen Psanki, portavoz del Departamento de Estado, con estas sanciones se envían mensajes muy claro a los violadores de derechos humanos y aquéllos que se benefician de la corrupción, y sus familias, que no son bienvenidos en Estados Unidos. Eso no es verdad. Hugo Chávez pagó un cheque de 3 mil millones de dólares al FMI, que familias adecas y copeyanas se llevaron para vivir como magnates en Miami, dejando a los más pobres de este país, con una deuda externa que no querían pagar para continuar cancelándole intereses a las familias petroleras que gobiernan Estados Unidos. Allí no gobierna el keniata Obama.
Reconozco que respecto de la corrupción dicen los gringos una gran verdad, la corrupción está contribuyendo al rápido empeoramiento de las condiciones sociales y económicas en Venezuela, pero mienten al acusar sólo al gobierno, dejando fuera de su decreto a una oposición que hace exactamente lo mismo que el chavismo. Sus alcaldes y gobernadores entregan contratos y compras a un reducido grupito que se embolsillan el dinero de los habitantes de esos estados y municipios. También es cierto que Maduro no tiene autoridad para emprender una cruzada contra la corrupción, hasta ahora su lucha ha sido meras palabras y la oligarquía roja rojita continua amasando fortuna en ministerios, gobernaciones, alcaldías y los institutos autónomos del gobierno. Se ha desatado tanto, que ahora se apropian de recursos del estado sin temor alguno.
Entre las sanciones Obama estipula la congelación de activos. Eso me parece excelente, porque todo funcionario venezolano con activos en Estado Unidos debe ser investigado para determinar el origen de los recursos depositados o de los bienes adquiridos en aquel país. Congelárselos es una buena medida para que el gobierno venezolano cumpliendo con sus obligaciones investigue el origen de esos capitales.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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