Presidente, la guerra no es contra los gringos, es contra la corrupción
El presidente de la República Nicolás Maduro, viene alimentando un enfrentamiento contra los gringos que en nada nos favorece, salvo alguna estrategia personal para superar el atolladero político económico que lo mantiene con el agua al cuello. Los gringos tienen megaproblemas que resolver para frenar la libre caída de su economía, como consecuencia de las políticas erradas del neoliberalismo, cuya estrategia de expansión, la basan en informes de la CIA que detecta armas de destrucción masiva donde no hay. Apuntalan mentiras con informes falsos del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, expertos en acusar de violaciones de libertades fundamentales a presidentes que no se cobijan bajo la sombra norteamericana. Los resultados obtenidos con el asesinato de presidentes de Medio Oriente, aprobados por la ONU, que rechazaban sus políticas intervencionistas, están arrojando pérdidas millonarias. En Irak y Libia, las compañías gringas, no han podido extraer los volúmenes de crudos estimados por las familias petroleras norteamericanas que se lamieron los labios con las muertes de Saddam Husein y Mohamed Al Gadafi. Grupos nacionalistas, con sobrada razón, defienden sus recursos estallando oleoductos en mil pedazos, asesinatos selectivos de agentes progringos y otros actos terroristas que dificultan la extracción petrolera. Sumado a esto, Estados Unidos mantiene cuarenta millones de personas muriendo de hambre, frio y, durmiendo hacinados en carpas.
Presidente, deje a los gringos resolver sus problemas y usted enfrente los suyos. La corrupción se desbordó ante la ausencia de controles efectivos. Inicie un trabajo de depuración por el Poder Judicial, permitiendo que el soberano, del que tanto usted habla, denuncie la corrupción de jueces, fiscales y organismos de seguridad corrompidos hasta los huesos. Abra una página en internet para que el soberano denuncie y usted de repuestas contundentes. Luego haga lo mismo con el resto de los poderes y verá un país libre del flagelo con el que se alimentó la nueva oligarquía roja rojita que viene creciendo al calor de su gobierno. La corrupción militar va a la cabeza de la destrucción de nuestra economía. Investigue las empresas productoras de carro, celulares, cemento, empresas de servicios de PDVSA y las empresas básicas de Guayana y meterá el dedo en el lomito de la corrupción. El actual socialismo no es más que el mismo capitalismo salvaje de la Cuarta República, que ahora se llama Revolución Bolivariana, por esa vía, se apropiaron del dinero de todos.
Chávez debe estar revolcándose en su tumba del Cuartel de la Montaña, observando la unión PSUV-AD, en un proceso electoral donde el Comité Ejecutivo Seccional CES, de AD, como buen zorro viejo con la Operación Galope, movilizó mayor cantidad de votantes que las UBCH, para asegurarse una representación mayoritaria, de allí la avalancha de votos. Nada hay que pelear, la Asamblea Nacional será blanquiroja. Los venezolanos fuimos testigos de una unión silenciosa y estratégica con las mismas mañas. Compra de votos, regalo de bloques, cemento y prometer para no cumplir. La habilidad adeca impuso sus candidatos.
A favor suyo Presidente, queda hacer pública la unión y finiquitar el pacto con Acción Democrática para asegurarse el término de su mandato, levantar el atosigamiento económico al país y gritar a los cuatro vientos, adeco es adeco hasta que se muera. La oposición de abajo continuará enfrentada por el control de las gobernaciones y alcaldías para seguir haciendo lo mismo que los gobernantes y alcaldes del PSUV, rodeados de contratistas y proveedores cobrando soborno y amontonando dinero a manos llenas.
Los pocos revolucionario que quedan en el país, saben que revolución no es engaño, son cambios en el formato económico, crecimiento en los indicadores sociales, inclusión de los más pobres en el presupuesto nacional y férreos controles anticorrupción, esas iniciativa en este país regresaron al viejo cesto de donde las desempolvó Hugo Chávez.
Presidente, demuestre que es verdad la belleza de sus discursos.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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