Oligarquías colombiana y venezolana unen esfuerzos para liquidar ideología antimperialista
En América Latina todos conocemos el comportamiento criminal de la oligarquía colombiana, capaz de suicidar a su propio pueblo para complacer a sus amos del norte, razón suficiente para comprender su empeño de liquidar la revolución venezolana liderada por Hugo Chávez, arraigada también en el corazón de ese pueblo que no ve el día cuando pueda quitarse de encima una oligarquía criminal, que con apoyo de los mercenarios de la CIA, configuraron organizaciones paramilitares para despojar al pueblo colombiano de tierras con vocación agrícola.
Durante el gobierno de Hugo Chávez, Álvaro Uribe empujó la empalizada provocando para justificar la intervención de los marines que cuidan los bienes de las familias petroleras norteamericanas, ante el temor que provocó la expansión de la revolución venezolana, pacifica, despertadora de pueblos y justa por su lucha en favor de las reivindicaciones sociales de las clases excluidas.
Esa oligarquía de historia apátrida y traidora, hasta ahora parecía centinela obediente de las órdenes de la CIA, entregando sus recursos a cambio de proteger su narcoeconomía. Poco importó la venta de Panamá por 25 millones de dólares pagados a plazos sin consultar a sus habitantes. Masacran su pueblo para que las empresas bananeras obtengan ganancias excesivas, asesinaron más de tres mil trabajadores a finales de los años veinte del siglo pasado. El Departamento de Estado asesinó a Jorge Eliécer Gaitán y con él a miles de colombianos, y para que la Coca-Cola aumentara sus ganancias, asesinaron a cientos de dirigentes sindicales.
Esta misma oligarquía, unida a la oligarquía venezolana conformada por los altos líderes de la oposición y los altos miembros del gobierno de Nicolás Maduro, asesinan con hambre a los venezolanos para deshacer las bases del chavismo, al suponer que de allí puede levantarse otro Hugo Chávez que liquide los privilegios de una oligarquía que hasta la llegada de Chávez al poder, disfrutó a placer los privilegios del negocio petrolero, que a las transnacionales norteamericanas les permitían comprar grandes volúmenes, pagando de cada cien invertidos, 1 dólar de regalía.
Chávez, elevó ese pago a 30 dólares por cada cien invertidos, de allí que la USAID norteamericana invierte mil millones de dólares pagando a los dueños de empresas para que cierran sus industrias, urbanas y agrarias, con el fin de que la oposición obtenga la victoria por hambre y derogue la Ley de Hidrocarburos.
Nicolás Maduro contribuye liquidando MERCAL, PDVAL y reduciendo al mínimo la Misión Barrio Adentro, ya había liquidado otras importantes misiones. No hay alimentos ni medicamentos y casi nada hace en favor de mejorar la economía, antes impulsa políticas públicas insignificantes para distraer a un chavismo que aún está convencido de que Maduro le es fiel a Chávez, cuando la realidad indica otra cosa, devaluó la moneda el mismo día que murió Hugo, cuando el pueblo lloraba desconsoladamente a su líder, allí dio el golpe de traición. Liquidó importantes misiones y creó las condiciones para que la oligarquía solicite prestamos al FMI, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, dinero que luego se llevarán a sus corporaciones en Miami.
Por su parte la oligarquía colombiana, con dólares de la USAID, tiene la responsabilidad de comprar los volúmenes de producción agrícola para continuar desabasteciendo este país, y extraer la mayor cantidad de alimentos y medicamentos que sea necesarios. Dinero suficiente tienen para comprar generales y ejecutivo del gobierno nacional.
Creen estas oligarquías que reduciendo por hambre este país, no se levante otro Hugo Chávez, pues nunca antes habían estado tan equivocados como ahora, ya que el sentimiento dejado por aquel presidente recorre a este país, de uno a otro lado.
Venezuela es de Jesucristo
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319
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Andresgarbo@hotmail.com
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