Oligarquía roja rojita se espanta de las políticas neoliberales, pero se enriquece con un capitalismo disfrazado de socialismo
El modelo económico de orientación socialista bajo el concepto de distribución equitativa de la riqueza, como estrategia para reducir la pobreza, fue una positiva acción del Gobierno de Hugo Chávez con la que logró mejorar las condiciones de millones de venezolanos que comían una vez al día y que no tenían acceso al agua potable, educación, salud y a otros beneficios, a los que sumó la construcción de 679 mil viviendas en cuatro años, es decir, un verdadero proyecto de gobierno socialista dedicado a la construcción de una sociedad socialista, a través de un conjunto de políticas orientadas hacia la consolidación de una economía socialista.
Caminaba Hugo Chávez a impulsar la transformación del sistema económico, para la transición al socialismo bolivariano, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista, basado en el desarrollo de las fuerzas productivas.
Afincado en estas ideas propuso la eliminación de la figura de contratistas o Empresas de Trabajos Temporales por propiciar situaciones de bajas condiciones salariales, cierta precarización laboral y excesiva rotación de los trabajadores en el mercado, generando desprotección e inestabilidad en quienes logran acceder a este tipo de trabajo, y por ser una forma de corrupción legalizada.
El Estado venezolano asigna los recursos a una empresa privada, quienes contratan obreros para ejecutar la obra. La empresa opera como un intermediario entre el Estado y los trabajadores. El resultado de esta forma de ejecución de obras públicas ha sido una forma de incrementar los costos, los índices de corrupción, el empobrecimiento de los obreros de la construcción, y la mala edificación de las obras civiles; por cuanto la empresa actúa como un especulador con sus sobreprecios y sobrefacturación.
En cuanto a los contratos para suministrar bienes y servicios, la situación es peor, el Estado paga a empresas privadas para suministrar bienes y servicios que requiere. El Gobierno obtiene una cantidad de divisas que son entregadas a las importadoras privadas a precios subsidiados, y éstas a su vez, le venden a los entes del Poder Público, todos los insumos que requiere para sus operaciones diarias, a precio del mercado común.
Esto es una forma de transferencia directa de renta petrolera hacia una empresa, que compra barato con divisas subsidiadas, y vende caro a las Instituciones Públicas sumidas en corrupción. Cobran soborno a cambio de permitir la adquisición con sobreprecios.
El mecanismo de contrataciones públicas es ineficiente para optimizar las transacciones comerciales gubernamentales, garantizar transparencia en el manejo del patrimonio público y erradicar la corrupción. Permite a funcionarios públicos y miembros de Comisiones de Contrataciones, acordar negocios ilícitos con las empresas privadas.
El presidente Hugo Chávez tocó el tema que dejó boquiabierto a contratistas y proveedores, propuso eliminar estas figuras para acabar con la mayor forma de corrupción en el país, por cuanto no habría cabida para empresas privada en la contratación de obras públicas. En consecuencia, se erradicaría los negocios sucios entre constructores y funcionarios, se abarataría los costos, en razón de que estas empresas calculan la sobras con 300% de sobreprecio para pagar soborno, ejecutan las obras con materiales de segunda calidad, pagan salarios muy por debajo de la Tabulación Nacional y muchos se adueñan de las prestaciones sociales de los trabajadores. Con los recursos con que estas empresas ejecutan una obra, el gobierno con grupos de desempleados construye dos obras y media. La medida implicaba la eliminación de una intermediación especulativa, el rendimiento del recurso monetario, el incremento de obras a construir y el pago de un salario justo con beneficios como: Bonos de producción, seguro, dotación de uniformes, alimentación en el trabajo, Cesta Ticket, aguinaldo y prestaciones sociales.
Esta forma de trabajo especulativo e injusta, la realizan por igual chavistas y opositores, sin que ninguno proteste al otro. Así, a la calladita, a través de familiares y testaferros se apropian de los recursos en ministerios, gobernaciones, alcaldías, instituciones del gobierno nacional, posición defendida a ultranza por parlamentarios que hablan de socialismo y se enfurecen contra la corrupción, pero ni con el pétalo de una rosa tocan el dinero de contratistas y proveedores por ser el lomito con el que ellos se benefician.
Fue así como se fortaleció la oligarquía de la Cuarta República, pero es de esta misma manera como ha engordado la oligarquía roja rojita, que en sus discursos hablan duro contra el capitalismo salvaje y el neoliberalismo, pero se embolsillan el dinero con el que puede comer un país con 80% de pobreza, que con el hambre roncando en el estómago, observa a los gobernantes comer.
El presidente Nicolás Maduro hizo recortes drásticos a los programas sociales que el presidente Hugo Chávez dio a su pueblo, liquidó Mercal y la misión Vuelvan Caracas, los vuelos solidarios, el transporte SITSSA, recortó los recursos a la Misión Barrio Adentro, pero no se atreve a recortar el dinero de proveedores y contratistas que se enriquecen el dinero del mismo pueblo chavista.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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