Narcotráfico y paramilitarismo, el matrimonio que gobierna en el sur

16.09.2015 21:10

El cartel del Guaviare, Colombia, ha mantenido sus operaciones desplegadas a largo y ancho de las fronteras de Amazonas y Apure con un lucrativo negocio por las ventas de varias toneladas de estupefacientes entre las que se cuentan cocaína y base de coca, que pasa por los “caminos verdes” rumbo al centro del país.

Los esfuerzos del gobierno venezolano contra las drogas ilícitas ha permitido a la Guardia Nacional capturar narcotraficantes y personas dedicadas al micro tráfico, pero las operaciones de más de 200 laboratorios para el procesamiento de drogas ilícitas, principalmente en la zona rural del departamentos del Guaviare, superan los controles impuestos por las autoridades de este lado de las fronteras.

“La frontera es muy extensa y los caminos verdes se cuentan por centenares”, dijo un efectivo de la Guardia Nacional apostado en un puesto de control en las cercanías de Puerto Páez. Reconoce complicidad interna de muchos efectivos, pero admira la valentía de oficiales y guardias nacionales con suficiente coraje para enfrentar estas bandas. De aquel lado de las fronteras el control es inexistente y los laboratorios procesan droga día y noche, aunque pocas veces se ha tenido información sobre operativos del Ejército Colombiano.

Son frecuentes los delitos de tráfico de narcóticos y lavado de dinero. Los cuerpo de seguridad desarticulan bandas, pero surgen otras que asumen el poder y se hacen parte de las organizaciones de narcotráfico que operan libremente de aquel lado. Desempeñan diferentes roles como transportadores de dinero y drogas, productores o cristalizadores de base de coca, seguridad en laboratorios y en los desplazamientos hacia las lanchas, supervisores de rutas de tráfico, sicariato, enlaces internacionales para la comercialización del estupefaciente, mecánicos de lanchas, entre otros.

El efectivo de la Guardia Nacional reveló que el volumen de dinero manejado por la banca pública y privada del sur, no se corresponde con el tamaño del dinero que circula en el comercio local, lo que debería convertirse en alerta para los controles financieros del país, en razón a los frondosos negocios levantados de un día para otro, y a los gruesos volúmenes depositados sin control por la narcoindustria.

En tanto, en los pueblos fronterizos, armados de pistolas 9 mm o revólveres, subametralladoras y teléfonos celulares para comunicarse entre ellos, dirigen operaciones en barrios, distribuyen droga en casas de familias, incluso, ubicadas unas enfrente de otras, asaltan hogares honestos, negocios,  ejecutan sicariato y contrabandean combustible, alimentos de programas sociales y comercio local, roban motos vehículos y electrodomésticos que también cruzan a Colombia. Así se comunican y operan con bandas paramilitares colombianas de aquel lado, que les permite administrar sin conflicto el tráfico de droga, extorsión y secuestro.

Han conformado escuadrones paramilitares por sector, en muchos casos en complicidad con agentes policiales deshonestos, para declararle la guerra a los cuerpos de seguridad, porque ponen en riesgo un negocio que genera centenares de millones de bolívares mensuales a cada uno de los integrantes de estos grupos.  

Respecto de las armas, se reconoce el suministro y tráfico de armas de Cavim, determinándose que 85% de las municiones implicadas en delitos son fabricadas en Cavim. Se suma la existencia de un mercado negro de armas, provenientes de los cuerpos de seguridad y del mercado negro colombovenezolano.

Los delitos más comunes son los secuestros, homicidios y tráfico de drogas. Siendo la droga el gran motor económico y financiero del crimen organizado, que tiene sus ramificaciones dentro de algunos cuerpos de seguridad e incluso dentro de la propia FANB, tribunales y Fiscalía. Además con la presencia de paramilitares.
En estos sectores de distribución, ingresan vehículos costosos como si nada. Van y vienen camionetas, carritos de paseo sin placas y motos dedicadas al libre comercio de droga.

Aseguró el uniformado que existen hombres de los cuerpos de seguridad con voluntad para combatir estas bandas. Las han estudiado y lograron establecer su ubicación e identificar a sus líderes, pero no tienen la logística para ir contra estos grupos armados vinculados al secuestro, tráfico de drogas, sicariato y robo de vehículos.

La industria del crimen, es el negocio más lucrativa del Sur del país.

Dice Jesucristo en su Palabra: que vuestras costumbres sean sin avaricia. La avaricia es un demonio de maldición. De allí que narcotraficantes, paramilitares, los gobernantes y sus ejecutivos corruptos que cobran soborno a contratista y proveedores para hacerse ricos ellos y sus familiares, están bajo maldición. Van tranquilos al infierno. Muchos no llegaran al final de sus días. Los asesinaran en su oscuro camino o morirán corroídos por largas y dolorosas enfermedades. Los narcotraficantes conocidos y los corruptos que se han robado el dinero de los más pobres, han muerto en su ley. Asesinados y corroídos de largas y dolorosas enfermedades. Piense en usted y su familia si no quiere morir igual a ellos. Apártese de la mentira del diablo, sirva a su pueblo. Para que ellos entren en el reino de Cristo, tienen que devolver el dinero robado u obtenido por vía del narcotráfico. El que no lo haga va directo al infierno. Nadie se presenta delante de Cristo con la inmundicia en las manos. Dios no da por inocente al culpable.

 

Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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