Maduro se entregó en Amazonas
La ratificación de Nicia Maldonado por parte del presidente Nicolás Maduro, al frente del gobierno y de las acciones políticas en Amazonas, cayó como anillo al dedo dentro del seno de la oposición que se lamió los labios y hará todo lo posible para obtener los tres diputados nacionales, más el indígena, es decir, los cuatro que por aquí se eligen, ya que la victoria se las adelantó Maduro, servida en bandeja de plata.
Nicia Maldonado junto a Edgidlo Palau cayeron derrotados tres veces por Liborio Guarulla como candidatos a la gobernación, derrotados con contundente victoria de Guarulla por la alcaldía de Atures, la más importante de Amazonas, y de nueve concejales, el PSUV obtuvo 1 y Guarulla 8, de 7 diputados regionales Nicia y su grupo conquistaron 1, y Guarulla 6, y 2 de 3 diputados nacionales. Confirman estos resultados que nunca la directiva del PSUV ha ganado procesos regionales, ni siquiera con la elevada popularidad de Hugo Chávez.
Con este palmares la exministro no garantiza victoria por mucha credibilidad que tengan los candidatos a diputados, pues el rechazo en la región por esa directiva es muy alto, y peor aún, si los candidatos vienen de otras regiones o son impuestos por el desatinado dedo del Presidente, quien está en libertad de labrar su propia caída al frenar la depuración y renovación de un PSUV moribundo.
Con el peso de la devaluación encima y plomo en el ala por la escasez alimentaria y de medicamentos, aunado a la pérdida de atractivo de la imagen de Hugo Chávez como símbolo electoral, se puede adelantar que el PSUV tiene garantizada la derrota legislativa en Amazonas, salvo que Maduro haga un cambio de timón. A todo esto se suma la baja credibilidad de Nicia Maldonado y una designación a dedo que terminó de fragmentar lo poco que quedaba en un PSUV molido por corrupción administrativa.
Ahora, no se sabe si la ratificación de Nicia por parte del Presidente, respondió al desconocimiento político que tiene de la región o a alguien muy cercano que le metió una cabra, interesado en que el PSUV pierda el venidero proceso electoral.
Maduro no tiene la misma credibilidad y popularidad que tenía el difunto Hugo Chávez, cuyos porcentajes fueron tan altos, que se convirtió en un portaviones arrastrando hasta paracaidistas con muy baja credibilidad. Hugo Chávez ganó elecciones con tres millones de votos por encima de Manuel Rosales, pero ese mismo pueblo chavista que fue leal a Hugo, ha marcado distancia notable de Nicolás Maduro, tan fuerte, que casi pierde el proceso electoral donde resultó electo presidente con una pírrica vitoria, y recuerde, a un mes de su muerte. Han pasado más de dos años de continuas devaluaciones, escasez alimentaria y corrupción administrativa desbordante, que vienen mermando la credibilidad de Maduro, a quien le conviene más, el consenso en las regiones y dentro de su organización, que la imposición de un dedo, cuyos resultados podían ser catastróficos.
El desgatado dedo presidencial ha realizado tímidos cambios dentro de una directiva nacional Psuvista que demanda un sacudón profundo y de raíz, que permita el regreso de la credibilidad y genere confianza en el electorado, con un liderazgo nuevo y fresco para enfrentar un proceso electoral donde el chavismo se juega la vida o la muerte, y el presidente su permanencia en el poder.
Los anuncios sobre cambios políticos no han avanzado más allá de meros enroques, con dirigentes desgastados, con baja credibilidad en sus regiones y hasta perdedores, cuando el electorado rojo espera con premura la designación de caras nuevas con empuje político para frenar el posible desplome legislativo.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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