Ley de Amnistía o estrategia para ocultar paro empresarial

04.03.2016 19:49

Venezuela después de haber superado el hambre con políticas inclusivas, durante el mandato de Hugo Chávez, siendo reconocida dos veces por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, gracias a las políticas públicas ejecutadas por el Gobierno para promover alimentación y erradicar el hambre en el país, hoy se debate entre el hambre y la miseria, con venezolanos luchando abiertamente por un puesto en la cola para comprar alimentos, miles comiendo menos por el alto costo de la comida y una generación de desnutridos que crece frente a la carencia de alimentos necesarios para su crecimiento.

Pero mientras el hambre acosa al país por los cuatro costados, la oposición para ocultar la promesa de acabar el hambre tan pronto ganara, se mantiene debatiendo una ley de amnistía que favorece únicamente a la elite de este país, pues los presos son líderes políticos pertenecientes a familias poderosas, eso en nada favorece a las clases más pobres que hoy andan con el estómago pegado de las costillas y el hambre roncándoles en el estómago, buscando como comer.

Esos presos en sus conciencias conocen si son culpables o no, y dinero suficiente tiene para defenderse, pero las miles de familias pobre de este país que en su inocencia hacen colas para comprar alimentos, nada tiene  que ver con Ley de Amnistía u otro mecanismo judicial, pues su preocupación es la comida de cada día para alimentar niños afectados por desnutrición.

Cierto es que el gobierno de Nicolás Maduro tiene tanta responsabilidad como la oposición, ya que administró una riqueza generada por elevados precios del petróleo, cuyos enormes ingresos cayeron en sacos sin fondos, devorados por una oligarquía rojita corrompida hasta los tuétanos, despilfarradora, que provocaron anarquía administrativa para apropiarse de los recursos que le pertenecían a todos los venezolanos.

Sumado a esto, la oposición silenciosamente lidera un paro empresarial que asesina por hambre a millones de venezolanos, y como todo irresponsable, lanzan culpas sobre un gobierno moribundo, sin autoridad y sin ideas para enfrentar una crisis económica, cuya salida está al alcance de las manos, pero con unos ministros que no ven más allá de la punta de la nariz, jamás se podrá hacer frente a esta grave situación inducida por una oposición criminal, que para ponerle manos al presupuesto nacional y entregarle el petróleo a las familias más ricas del planeta, con su izquierda clavan el puñal por la espalda a los suyos, y con la derecha le hacen cariño para mentir, afirmando y reafirmando que ellos nada tiene que ver con el paro.

Desde enero del año pasado, por las redes sociales o tuiteros opositores recomendaban acumular alimentos ante la eventualidad del caos inminente. Los rumores aumentaban y la militancia de todas las tendencias se mostraban a la expectativa. Sin embargo, llegó el día y del paro nadie habló, ningún sector asumió la convocatoria, pero hoy es una realidad soslayada por los contratistas y proveedores que llegaron a la Asamblea Nacional, liderada por el contratista mayor Henry Ramos Allup, redactor de la Ley de Amnistía para esconder el paro asesino que impulsan silenciosamente. 
El paro empresarial encabezado por Lorenzo Mendoza somete por hambre un país al que ahora le venden mayor cantidad de cerveza, ron y refrescos. Ellos sentados en la orilla rumiando su maldad,  esperan que miles de muertos, entre niños desnutridos e indígenas, bajen por el río para que Nicolás Maduro renuncie.
Las máscaras también comenzaron a rodar. La Conferencia Episcopal, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, todos designados por el Vaticano, supuesto defensor de los más pobres y representantes de Dios en la tierra, son la hipocresía hecha carne. No se atreven abrir la boca, guardan silencio cómplice con las elites poderosas que controlan la economía mundial. Los pobres que les sirven de anzuelo para pescar millonarias fortunas, siguen muriendo de hambre, en tanto ellos, se apropian de los recursos asignados para las clases más vulnerables, y sin importarles la escasez alimentaria, muy preocupados están por la Ley de Amnistía. Mucha razón tenía Hugo Chávez cuando decía que debajo de la sotana se esconde el diablo. 
Los indígenas mueren de hambre sin arroz, espagueti, azúcar, leche, harina precocida y medicamentos, y el Vicariato Apostólico de Puerto Ayacucho, supuesto defensor de los pobres indiecitos, le hace el juego a las elites empresariales de este país. Nada dice, solo abre sus ojos para ver cuánto dinero envían a los indígenas para echarle manos y desaparecerlos. Estos demonios tranquilos bajarán al infierno envueltos en su propia hipocresía.
 
 

 

Venezuela es de Jesucristo

 

Andrés García Bolívar

Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319

Andresgarbo3510@gmail.com
Andresgarbo@hotmail.com

 

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