Indígenas del sur venezolano hundidos en pobreza crítica con el hambre apretando cada día
Un conjunto de factores se configuraron de manera compleja para desfavorecer los pueblos indígenas y sumergirlos en una profunda pobreza afincada en desabastecimiento de productos alimentarios elementales. Las comunidades indígenas no tienen las mismas oportunidades de empleo y acceso a los servicios públicos, la protección de la salud, la cultura y la administración de justicia que otros grupos sociales. Los pueblos indígenas son la mayoría de la población en Amazonas y han sido históricamente afectados por factores políticos, económicos, sociales, militares y ambientales, con experiencias de privación material y jurídica, y una nueva reproducción de relaciones de desventaja.
Estos pueblos al perder el control de sus territorios, fueron sometidos a condiciones de pobreza y de exclusión, a las márgenes de una sociedad que poco interés muestra por afrontar con soluciones concretas el problema indígena. Frente a esta situación, las reacciones políticas se traducen en reclamos de autonomía, autodeterminación y reformulación de las relaciones de los pueblos indígenas con el Estado.
Una de las razones del fracaso de los programas estatales antipobreza en este ámbito es, precisamente, la falta de reconocimiento y niveles concretos de autodeterminación de los pueblos indígenas.
Sectores sociales de la región manifiestan su creciente preocupación por la situación de los derechos de los niños y niñas indígenas con fuertes carencias alimentarias que enfrentan unas condiciones de pobreza crítica y un abandono casi absoluto por parte de los gobiernos nacional y regional.
Hay que visibilizar las situaciones de inequidad que afectan especialmente a la niñez indígena en la región, con el impulso de proyectos de investigación sobre pobreza infantil, desigualdad y ciudadanía, con el objetivo de conocer en profundidad, tanto la pobreza infantil y la desigualdad en la región, en sus múltiples dimensiones a fin de proporcionar bases más completas y actualizadas para la comprensión de lo que significa ser un niño pobre y excluido de los beneficios sociales de la Venezuela petrolera
Nada es comparable por las dimensiones y el drama humano que se descubren en el basureo municipal donde un elevado número de niños indígenas pasan los días entre los desperdicios.
Extraen de una bolsa de residuos costillas de ganado en descomposición. A pesar de las moscas, del olor fétido de la basura, estos niños no dudan en tomarlas para comer la poca carne que encuentran entre los desperdicios donde sobrevuelan zamuros y otras aves de carroña.
Cuando entran los camiones al vertedero, saltan desde las cercanías, ansiosos de encontrar algún tesoro, antes de que el camión vierta su contenido sobre montañas de desperdicios. El basurero es un mundo hostil en el cual hay que pelear por latas, cartón y papel que pueden venderse. Se sufre mucho por el sol, los malos olores, moscas, ratas, perros y cortaduras de vidrio y agujas debido a que caminan a pie desnudo sobre promontorios de basura.
Cada vez hay más personas que se ven obligadas a buscar en los vertederos objetos de hierro, acero, plástico, madera, vidrio o cartón para venderlos a intermediarios que pagan por ellos cantidades insignificantes.
Estos niños viven próximos al basurero en ranchos sin baños, carentes de agua potable en sus hogares construidos por ellos mismos con madera, metales y cartones. Niños, jóvenes y mayores madrugan para conseguir algunos objetos que venderán por unos pocos bolívares con los que cada vez compran menos, debido a la crisis económica que afecta la región, dejando en el camino incluso sus vidas a causa de enfermedades infecciosas producidas por los malos olores, heridas y mala alimentación.
Los responsables son los respectivos gobiernos municipales, en primer lugar, que solo se acercan a estos lugares para pedir el voto a su candidatura, a los gobiernos centrales que no obligan a los municipios a acabar con esta situación y, en general, a la corrupción, despilfarro y falta de interés por solucionar este problema que ya lleva años de existencia con consecuencias dramáticas para cientos de personas.
Los millonarios líderes indígenas: Liborio Guarulla gobernador opositor, su hermana la diputada nacional opositora Nirma Guarulla, la exministro de Asuntos Indígenas Nicia Maldonado y el Secretario General del PSUV, Edgildo Palau, exhiben sus pomposas riquezas obtenida ilegalmente por vía de proveeduría y contrataciones de obras, frente a una población indígena hundida en la miseria e imposibilitada de comprar pollo a 500, y carne a 600 bolívares el kilogramo. Los indígenas les sirvieron de escalera para salir de la pobreza y observarlos andar sin preocupaciones en lujosos vehículos, viven en hermosas quintas con bienes en Puerto Ayacucho y otras ciudades del país, y con sus cuentas repletas de dinero, mientras el hambre sigue roncando en el estomago de los mas pobres.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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