Humberto Yosuino: el compra votos que se jugó todo, por nada

18.03.2016 07:55

Sofocante el calor abrazador que cocina amazonenses en sus propios cuerpos, convertidos en la sombra misma contra el calor penetrante en modestas casas sin aire acondicionado, como la de María, esposa de Humberto Yosuino, tan caliente como horno encendido que obliga a encontrar refugio bajo arboles de mango para aliviar la carga del día. Envuelta en la cautela de la mujer indígena, pastorea recuerdos sentada en un lugar, donde los días van veloces y fenecen sin esperanzas, en medio de la silenciosa soledad de la casa, donde la única bulla son los pasos mismos del silencio y la alegría brota de la soledad. Allí donde espera que pronto aparezca la efigie de Humberto Yosuino. Desvanecida y sin fuerza, no soporta un día más sin su esposo, de quien no sabe desde hace tres meses, cuando lo vio salir de su casa por últimas vez, esposado y rodeado de agentes del SEBIN, como nunca antes quiso verlo.

“Se lo llevaron y ni siquiera permiten visitarlo”, dijo después de secar lagrimas que multiplican dolor y el lamento de una mujer que muy pocas cosas comprende. Intentó esconder una tristeza más grande que su alma, imposible de ocultar. Casi nada ha sabido del compañero de su vida desde hace veinte años, cuando se casaron en la comunidad de Pavoni, después que ambas familias Curripacas llegaron de las entrañas de la selva maroeña, en búsqueda de mejor forma de vida, a una región que no es suya, donde no hizo falta buscar el abrigo que llegó en la amistad de todos, dando fe de la hospitalidad de Humberto, un cariñoso docente de  la comunidad de Pargueña, reconocido por su tía Pola Yosuino, después que su madre murió tan pronto, que no dio tiempo a digerir un solo recuerdo. El creció sin saber de ella, nunca más.

María únicamente sabe que fue trasladado a la sede del SEBIN, en El helicoide, Caracas, después que se hizo público una conversación entre él y el gobernador Liborio Guarulla sobre la manipulación de las maquinas del CNE, para favorecer a la candidata a diputada, Nirma Guarulla con los resultados electorales del 6 de diciembre.

Ellos, han sido y siguen siendo leales a Liborio Guarulla desde hace muchos años, cuando aún no pensaba ser gobernador y visitaba la familia en la comunidad de Pavoni, pero a sus pensamientos nunca antes llegó, que la amistad y lealtad era solo suya, no de él, tampoco había lugar para pensar en los amargos momentos que vendrían, como los actuales, cuando Humberto se jugó todo el seis de diciembre, en vana esperanza para salir de la angustiante pobreza que los acosa en su casa cercada con láminas viejas de cinc, donde ella permanece encerrada esperando por un hombre, cuya llegada parece haberse marchado con las postrimerías de la vida.

Jamás pensó que la marea política subiría tan rápido, y que la aventura llegaría pronto a su fin, no creía en segundas oportunidades, era esta o nunca más. La victoria fue contundente y la celebración como nunca, pero desde que Humberto cayó preso, Liborio Guarulla ni su hermana Nirma Guarulla se han dignado en visitar a María, en medio de aquella soledad donde una que otra vez el ladrido de los perros espanta la soledad.

María y su hijo, cuyo único ingreso era el salario de Humberto, cada mañana con el cantar de gallos, acuden al Mercado Sesenta Aniversario a vender yucuta de manaca, exquisita bebida amazonense, para comprar pocos alimentos y cubrir escasamente los gastos de la escuela, ya que hasta el salario de Humberto, que paga la gobernación, no han podido cobrar.

La manaca escasea, llegó a quinientos bolívares por kilogramo, alimento no se encuentra y las posibilidades de que Humberto regrese pronto son muy pocas. Es tan agresivo el cerco de la dura situación económica, que la persigue hasta en sus sueños.

De Liborio Guarulla y Nirma, solo escucha la millonaria fortuna que derrochan a manos llenas, amontonada a nombre de la lucha indígena. Segura está que jamás los verá en su casa y, mal a nadie, nunca ha deseado por no ser costumbre de su grupo étnico, donde se cree, que el desear mal a otro, Dios lo castiga muriendo de horrendas enfermedades.

“Ellos disfrutan de su riqueza y Humberto Yosuino se pudre en los calabozos del SEBIN”, dijo el indígena Pedro Cuiche, su amigo de infancia y de pesca en el río Orinoco, quien recuerda hoy como ayer, la recomendación dada días antes del 6D, cuando le sugirió alejarse de Guarulla, “que Dios te cuide de ese amigo, porque de tus enemigos te libras tu”, dijo invitándolo a retirarse, ya que la compra de votos es un hecho público, y en el proceso pasado escuchó los apuros de un abogado que sufragó dos veces.

“Humberto no quiso escucharme”, dijo Pedro agachando su cabeza como buscando las huellas de su amigo en un piso reseco y polvoriento, de donde el viento arrancó las ultimas casi el mismo día que cargaron con él. “Lo dejaron solo y esta mujer no cesa de rogar por él”, agregó después de despojarse de un sombrero viejo, testigo de sus andanzas con Humberto. “Ella trabaja vendiendo manaca, pero eso no alcanza para mantener su hijo”, añadió tan triste como ella buscando una salida entre la soledad del lugar.

“No sabemos qué hacer ni a quién acudir”, concluyó el viejo amigo esperando que Dios meta su mano para sacar al indígena Humberto Yosuino de aquellos pestilentes y mugrientos calabozos, donde lleva tres meses encerrado y sin un alma con quien conversar. “Nunca antes una situación igual había atribulado tanto a Humberto, como esta”, agregó dejando rodar envidriadas lágrimas que impedían bullir mas palabras.

 

 

Venezuela es de Jesucristo

 

Andrés García Bolívar

Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319

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Andresgarbo@hotmail.com

 

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