Hambre y desesperación agobian en el sur
Las comunidades indígenas y campesinas del sur se encuentran desesperadas y sin salida para enfrentar la dura crisis económica, que con hambre en niños, ancianos y adultos comenzó a azotar desde uno, a otro lado de la región, sin que se aviste atención alguna por parte de las autoridades regionales y nacionales.
Los niños comenzaron a morir por enfermedades comunes, como gripe, diarreas y vómitos ante las bajas defensa por falta de ingestión alimentaria. Sin embargo, las comunidades vienen denunciando que los niños mueren por desnutrición. Centenares de familias indígenas, olvidadas por el poder público, viven de la recolección de basura en avenidas y relleno sanitario, sin acceso al agua potable y a una alimentación adecuada.
Otras que no realizan este trabajo, tampoco cuentan con el dinero suficiente para adquirir alimentos en razón a los elevados costos expendidos en bodegas y casas de familias asentadas en sectores más empobrecidos de la región. A otras comunidades sencillamente no llegan, porque las dos bodegas con que cuenta Mercal en Amazonas, se circunscriben a Puerto Ayacucho, dejando el resto de la región a merced de la especulación, que nivela sus precios al costo que pagan mineros, narcotraficantes y paramilitarismo colombiano.
La principal causa del problema está en el contacto con la basura, dijo un médico del Hospital Dr. José Gregorio Hernández, que exigió reserva de su identidad ante las continuas amenazas de despedidos. “Esa población está en riesgo por el hecho de vivir entre la basura. La alimentación es muy poca, influyendo directamente en la muerte de los niños, además de que no se tienen medidas de higiene y viven en condiciones insalubres.
Los médicos de la Sala de Pediatría confirman las muertes por desnutrición, al revelar que un 80% de los niños que ingresan al Hospital, presentan cuadros de desnutrición. Los casos más dramáticos comenzaron a llegar de comunidades cercanas y pueblos del interior donde el hambre está haciendo estragos. Llegan niños muy desnutridos que mueren normalmente dos horas después de ser ingresados, dijo un médico.
Las comunidades indígenas y pobladores del interior del Estado, donde el ingreso percápita es el salario mínimo, viven de pequeñas economías insuficientes para adquirir alimentos con precios tan exagerados, como: pollo 1.200, carne1.300, pescado 800, azúcar 200, arroz 150, espagueti 150 y leche 2.000 por kilogramo.
Los indígenas no tienen acceso a la salud y la malaria se ha incrementado de manera alarmante, dijo un enfermero al relatar que no hay medicina preventiva para las comunidades ni transporte hasta el lugar. Los operativos de salud desaparecieron de las comunidades más afectadas. Cuando los indígenas van al ambulatorio les entregan órdenes médicas, que de hecho, no pueden comprar por no disponer de ingresos.
Los ambulatorios de Bario Adentro y el CDI, dejaron de recibir el volumen de medicamentos que normalmente le suministraban, lo redujeron tanto, que están desabastecidos.
Ninguna repuesta se espera de los líderes indígenas que gobiernan en Amazonas, cuyos mandatos no avanzan más allá de contratistas y proveedores, a quienes cobran 20% de soborno por adjudicación de obra o compra. Así, esta dirigencia se ha hecho de millonarias sumas de dinero que exhiben frente a la pobreza que azota la región. Liborio Guarulla y su hermana Nirma Guarulla son dueños de hoteles, apartamentos, quintas, fincas ganaderas, casas y lujosos vehículos. Lo mismo ocurre con la exministro Nicia Maldonado y la directiva del PSUV.
Ellos se apropiaron del dinero que a través de la gobernación, alcaldías, Fondas, Agro Venezuela, Fundos Zamoranos y otras vías llegaron para la agricultura e infraestructura. Ahora el hambre ataca con fuerza, ellos están ricos y libres de investigaciones, y los indígenas muriendo de hambre.
Tampoco se espera mucho de la lucha contra la corrupción emprendida por el presidente Nicolás Maduro, eso es meras palabras, dijo el indígena Juan Guevara. Sin embargo instó al Presidente a supervisar las desaparecidas empresas inauguradas en Amazonas, los créditos otorgados para la agricultura y el dinero para la construcción de viviendas. Papeles encontrará, aseguró Juan, pero ni casas ni sembradíos. Todo fue entregado a operadores políticos que regresaron el 50% para los directivos de las instituciones.
Por otro lado, los padres y representes con las manos en la cabeza observan los elevados precios de los uniformes escolares para el periodo académico que inicia este mes. “Los uniformes están muy caros” y el salario mínimo para vestir a los niños, no alcanza.
Los pantalones oscilan entre 4.000 y 7.000 bolívares; las camisas entre Bs. 3.000 y 5.000 mil; faldas entre 2.000 y 5.000 bolívares. Los precios varían de acuerdo a talla y marca; en el caso de las camisas, influye un incremento por el color. Aquí la prioridad siempre fue estudiar, ahora es comer.
Para rematar, la iglesia católica incrementó a 1.500 bolívares la inscripción en las escuelas públicas que ellos privatizaron, como es el caso de las escuelas Padre Manyanet y Madre Mazzarello, de donde desplazaron a miles de niños indígenas por no contar con dinero para saciar la avaricia de estos demonios que se apropiaron de instituciones públicas y cobran descaradamente. Los docentes de estas escuelas, el personal obrero, administrativo, mantenimiento y cuotas por alumnos, los paga el Ministerio de Educación vía AVEC, y aun así, siguen cobrando. Venden las donaciones que reciben y en los ambulatorios que manejan, les donan los insumos y cobran como clínicas privadas.
En Venezuela la educación pública es gratuita, pero las autoridades educativas formadas por curas y monjas, callan frente a la desbordante avaricia de estos curas. Verdaderos leones rugientes, que en nombre de Cristo, se embolsillan el dinero de los más pobres. Se agarraron el dinero enviado a las comunidades indígenas vía UNICEF. Los niños mueren de hambre, les llevaron su dinero y le dejaron el hambre. A nadie rinden cuenta y no existe peor corrupción delante de Dios y los hombres, que regalarles las escuelas públicas de sectores empobrecidos para que estos hambrientos de dinero las privaticen.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 0416106l7319
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