Guerra a cuchillo entre chavismo y oposición por control del presupuesto nacional.

25.12.2014 15:39

Mientras los venezolanos más pobres, que somos más del 80%, nos debatimos en largas colas para comprar detergentes, medicamentos y alimentos, los contratistas y proveedores del gobierno y la oposición se consumen en su totalidad, todos los recursos asignados para inversión en: ministerios, gobernaciones, alcaldías, direcciones del gobierno nacional, PDVSA, empresas básicas y cuanta institución pública maneje dinero. Lo de un gobierno por el pueblo y para el pueblo, llegó hasta la muerte de Hugo Chávez, ahora es mero cuento para distraernos en una supuesta lucha de clases, que hasta ahora, con las devaluaciones y los recortes de subsidios emprendidos por el gobierno de Nicolás Maduro, favorece a los más ricos, es claro su accionar,  el grupo de chavistas que gobiernan son los nuevos ricos del país y están obligados a defender sus intereses.

Escuchen al presidente Nicolás Maduro y su élite gobernante como se lanzan en encendidos discursos contra el neoliberalismo y el capitalismo salvaje, acusando a la oposición de apátridas, traidores y antirrevolucionarios, en tanto la oposición responde calificándolos de castrocomunista, dictadores y marxistas, pero ante el tema de contratistas y proveedores, ambos guardan silencio sepulcral, porque usan hasta las mismas empresas de uno y otro bando.

En los pueblos, se observan familias enteras del chavismo vestido de rojo rojito y a las de la oposición luciendo camisas azules o blancas, barriendo calles, cortando monte y realizando obras menores que ellos llaman trabajos dignos, pero se trata del mismo plan hayaquero de la época adecocopeyana. Ningún familiar de ellos barre calles.

En la Asamblea Nacional se insultan frente a las cámaras y se sacan los trapitos al sol, pero fuera de ella cada quien anda en lo suyo, buscando compras o contratos, directamente o a través de testaferros. Muchos de esos diputados están apadrinados por ministros, gobernadores y alcaldes, y hasta tienen sus propias constructoras, como es el caso de Amazonas.

A nosotros los pobres nos marea el chavismo con discurso socialista o la oposición desbocada para recuperar la democracia, cuando se trata de un grupo intentando sacar al otro para echarle mano al presupuesto del país, pero nunca con un proyecto de país que permita colectivizar los recursos para que bajen hasta los más pobres, esa tarea pareció ser única del Arañero de Sabaneta. “Los hijos de Chávez” nos regresaron a un tercer mandato de Carlos Andrés Pérez con los mismos elementos, escasez de alimentos, medicamentos, alta especulación y corrupción desbordada, sólo falta el paquetazo del FMI y vamos hacia allá.

El Dr. Rafael Caldera cuando se percató que su popularidad llegaba al once por ciento, designó al Dr. Adelso González Urdaneta como alto comisionado contra la corrupción para intentar remontar algo, pero ese personaje pasó sin penas ni gloria, como acaba de hacerlo la ministra para Control y Seguimiento Carmen Meléndez. La corrupción sigue su curso normal, ejecutada por chavismo y oposición con apoyo de los diputados nacionales que protegen con solidaridad automática a cualquier chavista de la cúpula que sea denunciado, como ya ocurrió con un ministro de agricultura y con las denuncias del dinero de Fondafa y Fondas.

Empresas larenses recibieron de manera irregular 238 millones de dólares preferenciales y no han sido sancionadas por la Fiscalía porque sus dueños son cercanos colaboradores del PSUV en los procesos electorales.

En el sector agrícola no se sabe qué pasó con los 20 millardos entregado a empresas privadas; en Venemóvil hay que pagar 400.000 bolívares a gestores militares y 50.000 bolívares para ingresar al sistema electrónico, y luego el carro es vendido a 800.000. Igual pasa en la empresa de cemento del gobierno, venden el cemento de los consejos comunales y lo factura como cemento comercial. El problema no es falta de leyes o de policías, lo que hace falta es guáramo para castigar la corrupción.

Nicolás Maduro para complacer a los generales que se van de baja, les crea un ministerio para que entretengan el ocio, porque nada hacen. De ellos el único fue el Arañero de Sabaneta, los demás, se hicieron gobernadores, alcaldes y presidentes de institutos autónomos, se rodearon de proveedores y contratistas y siguen viviendo del golpe del 92 y engañándonos con su falsa revolución.

El que denuncie algún funcionario de las cúpulas lo califican de cuartarepublicano, antirrevolucionario o enemigo del proceso, y si es chavista, lo expulsan del partido,  como Acción Democrática lo hacía en su época. Las direcciones regionales del PSUV son los mismos CES de AD, pero con otro nombre, persiguen a la militancia, obligan a vestirse de rojito y para conseguir algún trabajo exigen la recomendación o postulación del Secretario General del PSUV en la región, tal como lo hace la oposición. En Amazonas la dirigencia regional del chavismo, se apropió del dinero de 300 consejos comunales.

En mi mundo indígena y campesino no entiendo la guerra verbal contra Estados Unidos, si ese es un país capitalista, imperialista y neoliberalista, pero claro en su posición. Nuestros gobernantes, que llagaron pobres muchos de ellos, ahora tienen tanto dinero como cualquier gringo, es decir, son capitalistas y neoliberalista, pero agazapados, engañan al pueblo chavista.

El que tiene que pelar el ojo para no caer en semejante traición, es el comandante Fidel Castro que está creyendo en una revolución socialista en Venezuela. Eso fue con Chávez, ahora este gobierno es más adeco y copeyano que antes del golpe del 92. Los líderes del chavismo se visten de rojo rojito, pero en su corazón se regresaron a los viejos tiempos de la corruptela verdiblanco.

Visitan la tumba de Chávez en el Cuartel de la Montaña, pero no para rendirle honores, sino para cerciorarse de que verdad esté muerto y no se levante y venga contra ellos.

Nosotros seguiremos viendo a nuestros gobernantes llenarse los bolsillos, comer sabroso y plácidamente frente a la crisis que nos lanzó al abismo de la extrema pobreza.

Lo de la Asamblea Nacional no debe preocuparnos demasiado, ya que si gana la oposición, nada se ha perdido, pero tampoco nada habremos ganado, pues ambos tienen ese foro como una casa comercial, salvo que se levante una revolución ciudadana liderada por nosotros mimos como la de Chávez en su época. Hagamos la red como telaraña que recomendó el Comandante para llegar a todos los rincones del país y conformar una nueva arquitectura política con que salirle al paso a esta oligarquía roja rojita que, con traición, está sepultando el legado que a Hugo le costó la vida.

Más información. En la Alcaldía chavista y Bolivariana de Maroa los trabajadores llevan tres años sin cobrar cesta tique, se pierden las prestaciones sociales y los aguinaldos los pagan incompletos.

En Río Negro el Alcalde compró dos plantas eléctricas usadas y las cobraron como nuevas, aunque ahora hay que comprar repuestos para que funcionen, porque esa población lleva tres años sin alumbrado eléctrico.

En la gobernación de Amazonas el opositor gobernador Liborio Guarulla le pagó chucuto a los empleados, pero proveedores y contratistas cobraron completico. Los trabajadores para cobrar sus prestaciones sociales tienen que pagar 20 por ciento a sindicalistas y ejecutivos de la gobernación. Allí la corrupción va de la cabeza a los pies.

En la población de  La esmeralda un litro de gasolina cuesta 125 bolívares y en los otros municipios del interior de Amazonas vale 100 bolívares, y no hay. Los chavistas de PDVSA la venden a los empresarios colombianos.

Las escuelas de Amazonas siguen deteriorándose por falta de mantenimiento. La Escuela Creación Puerto Ayacucho se le derrumbó un pedazo de platabanda y los docentes redujeron en más de quinientos los cupos, en un sector de alta incidencia indígena, cuyos padres prefirieron perder el año escolar ante la falta de recursos para pagar transporte.

En Caicara la leche de mercal cuesta 600 bolívares y los otros productos del Mercal lo venden a los mayoristas. A esa población no ha llegado la lucha contra la corrupción emprendida por el Presidente. Allí, el gobierno del General Rangel Gómez no llega a los barrios más pobres y un pipote de agua lo venden en 150 bolívares. En Maripa un tambor de gasolina cuesta 1.500 bolívares y los indígenas piapocos y panares ven los productos de Mercal en la televisión.

 

Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319
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Lea en este blog más artículos y los libros: La familia del Yaruro, Un grito en el sur y La Justicia de Justa.