Extracción, baja productividad y acaparamiento de alimentos ahorca a pobres y engorda a los más ricos
Las empresas privadas propiedad de grandes capitalistas acaparan alimentos para apostar al caos con una criminal guerra económica consistente en esconder toneladas de productos de primera necesidad para desestabilizar el país, sembrando hambre en el pueblo venezolano que no resiste más atropello.
La clase trabajadora y los más pobres de este país, están conscientes de la guerra económica que sostiene la burguesía contra el pueblo. La oligarquía política opositora al gobierno de Nicolás Maduro, vino con su misma arma de golpe económico que no agarrará a nadie por sorpresa, el país está claro con esta guerra declarada y reconoce que el desabastecimiento de alimentos es provocado por el sector empresarial, liderado por las empresas Polar y Central Madeirense.
Los niveles de desabastecimiento que se registran en Venezuela responden a la desbordada avaricia de un grupo de empresarios que vienen escapando de la justicia de los hombres, más no de la perfecta justicia de Dios que no da por inocente al culpable. La guerra económica tiene como fin ahorcar al pueblo con hambre para arrinconar al presidente Nicolás Maduro, asesinando ancianos, niños, madres embarazadas, familias humildes y pobres, es decir, pagan los justo para que los más ricos amontonen más dinero.
Los fabricantes bajan la productividad, extraen, acaparan y contrabandean con sus productos, causando un desabastecimiento que afecta a las clases más deprimidas en la economía, pero justificado por un conglomerado de cómplices que de forma consciente acusan al gobierno para ocultar la verdad, el único interés que los mueve es sus ambición políticas para tomar el gobierno sin importar el número de muertos que dejen en el camino.
También hay que estar claro con sus cómplices dentro del gobierno, que otorgan permisos para que extraigan alimentos hacia otros países. Ellos son beneficiados con los jugosos pagos que hacen estos empresarios extorsionando ejecutivos para cumplir su macabro fin, tumbar el gobierno para montar un presidente designado desde Washington.
El fallecido presidente Hugo Chávez, con sobrada razón dijo: aquella empresa, sea cual sea su tamaño o su dueño, que esté acaparando cualquier tipo de alimentos que le haga falta al pueblo, debe ser allanada, garantizando que los procedimientos serán apegados a la ley, y añadiendo que: ‘‘No tenemos ninguna guerra declarada contra los ricos de Venezuela, queremos paz con ellos y con sus hijos’’. Amenazó además con ocupar y nacionalizar fábricas y empresas de los acaparadores y especuladores con los precios de los alimentos.
"No me va a temblar ni la mano derecha ni la mano izquierda para aplicar con la más grande severidad la Constitución y las leyes de la República, para proteger a nuestro pueblo, para asegurarle los alimentos a nuestro pueblo", sentenció Chávez en un acto oficial.
"Les vamos a ocupar las fábricas y las empresas y les vamos a nacionalizar lo que haya que nacionalizar, pero no se van a salir con la suya señores de Fedecámaras y demás burgueses de pacotilla, no se van a salir con la suya, téngalo claro", afirmó.
"Han obligado al Estado, porque he allí el rol del Estado, proteger al pueblo, evitar el abuso y el atropello de los que se creen por encima de la Constitución", sostuvo Chávez, y aseguró que en un operativo en Caracas descubrieron "miles y miles de kilos de leche en polvo acaparada".
El que acapara alimento los pueblos lo maldecirán, dice la Palabra de Cristo. Ahora, esta maldición se refleja en penosas y dolorosas enfermedades que el hombre sufre, pero no entiendo que es el pago que Dios da al injusto, porque en la misma Palabra está escrito, la injusticia que el hombre hiciera vendrá contra él. Dios perdona, pero las consecuencias se pagan. Nadie se presentará delante de Cristo con lo robado en las manos.
Observen como mueren los gobernantes corruptos, comerciantes avaros y especuladores. Con su dinero bajan tranquilos al infierno y muchos de ellos no llegan al fin de sus vidas.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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