Enfermeras confirman desnutrición en niños indigenas

30.10.2014 18:36

Un grupo de enfermeras adscritas al Hospital José Gregorio Hernández de Puerto Ayacucho confirmaron a quien escribe, la grave crisis alimentaria que afecta los grupos indígenas con mayor impacto en la población infantil.

Revelaron que diariamente ingresan niños con desnutrición severa a la sala de pediatría, provenientes de las comunidades cercanas a la ciudad, con desnutrición tan aguda, que en varios casos han convulsionado dos horas después de ser ingresados, muriendo al instante.

La dirección del Hospital, la Comisionaduría de Salud de Amazonas y la Coordinación de Salud Indígena conocen perfectamente la situación, pero ocultan las estadísticas, dijeron las enfermeras que responsabilizan del hambre en el sector, al ministerio de Asuntos Indígenas, Gobernación de Amazonas y alcaldías por soslayar la crisis alimentaria que se ha acentuado en lo que va de año.

Sospechan que mayor gravedad debe estarse registrando en el interior del estado donde los alimentos son más costosos, el desempleo desbordante, PDVAL y Mercal llegan muy raras veces y los alimentos para las escuelas, que deben llegar por vía del programa escolar, no está llegando en cantidad suficiente para enfrentar la crisis debido a los elevados sobreprecios de los proveedores y en otros casos, el dinero sale de la Zona Educativa, pero los alimentos no llegan a escuelas que funcionan en comunidades indígenas muy distantes de Puerto Ayacucho.

Alertaron a las autoridades nacionales del Ministerio de Sanidad para que constaten la realidad de los hechos en el propio centro de salud con el propósito de evitar lo que puede convertirse en una hambruna con centenares de muertes en el sector indígena y barrios pobres de Puerto Ayacucho.

La entrada en funcionamiento del Programa Alimentario Escolar aumenta la asistencia de niños pobres a la escuela, pero apenas cubre unos veinte días de cada trimestre, porque los proveedores inflan los precios para obtener mayor ganancia. Cuando el programa culmina se incrementa la deserción escolar. Los niños pobres de las barriadas, en su mayoría indígenas, asisten más por hambre que por las enseñanzas.

Por su parte el enfermero Luis Otilo Luna, indígena de la etnia Baré, hizo recomendaciones oportunas sobre reparaciones y ampliaciones necesarias en el sistema de salud para evitar el franco deterioro de los centros asistenciales, que ha venido observando con preocupación, tras el crecimiento acelerado de la población y el aumento en la demanda del servicio de salud, frente al único hospital de Puerto Ayacucho, al que menos le incrementan los recursos y más la ola de pacientes cada fin de semana.

La población desbordó los requerimientos. Las autoridades sanitarias de la región y del país, resolvieron con elevar el centro asistencial a medicatura tipo tres, con el propósito de buscar especialistas en las diversas áreas de la salud, pero estos nunca llegaron. Las necesidades se incrementaron y el colapso llegó sin que aún se hayan percatado las autoridades regionales, reveló el enfermero, licenciado en enfermería de la Universidad Central de Venezuela, con postgrado en Administración de Servicio, y otro en Docencia Universitaria, en la Universidad Rómulo Gallegos, en San Juan de los Morros, así como posgrado en Gerencia Pública, en la Católica Andrés Bello.

La razón lo asiste al observar cómo buena parte de enfermeras y médicos especialistas, convirtieron el centro de salud en una suerte de bancada de peces, donde pescan pacientes con seguros de vida para operarlos en las clínicas privadas, bajo el argumento de contaminación de los quirófanos.

Asegura que se ha perdido la ética, la estética y la vocación de servicio, basados en el desconocimiento de las normas institucionales, ante el debilitamiento de la gerencia en franca caída, al cambiarse el director de turno, pero no al personal subalterno de libre remoción, que contribuye con el deterioro institucional.

Es esta la razón por la cual los enfermos a nadie importan; son abandonados a su suerte, en su mayoría indígenas y campesinos, que aunado a la falta de mantenimiento en el área de emergencia y a la desatención en pediatría, conforman un cuadro de dejadez oficial.

Gran porción de los medicamentos y equipos adquiridos por la Comisionaduría de Salud van a las clínicas privadas, sustraídos en la mayoría de los casos por estos mismos médicos.

La comida que se suministra es de muy baja calidad, pero contrasta con facturas donde se demuestra la compra de alimentos costosos, a lo que se suma la existencia de médicos que cobran elevados salarios y no asisten al trabajo, así como otros cabalgando horarios con hasta cinco cargos en diferentes instituciones. Es claro que hace falta voluntad política para enfrentar esta realidad.

Por esta vía y ante la falta de supervisión permanente, los alimentos desaparecen, y los medicamentos y equipos de trabajo van a dar a las clínicas privadas y ventas clandestinas por parte del personal, en un estado donde la morbilidad patológica va en crecimiento.

Los ambulatorios del interior medianamente funcionan por falta de los servicios básicos como: energía eléctrica, agua potable y mantenimiento de infraestructura. Varios de ellos operan en casas de bahareque que no cumplen los requisitos mínimos sanitarios y ambientales.

Cabe una pregunta ¿Cómo se atiende una emergencia en los ambulatorios del interior durante la noche o el día, cuando carecen de servicios básicos?

Los programas de fumigación contra los vectores transmisores de dengue y paludismo desaparecieron de barrios y comunidades, provocando un repunte de estas enfermedades en el área urbana, siendo mucho mayor en el interior del estado, cuyas estadísticas se desconocen si llegan o no al Ministerio de Sanidad, sumándose el alto porcentaje de parasitosis que provoca una elevada tasa de desnutrición y anemia.

La paralización del programa de higiene de los alimentos permitió una desbordante venta de alimentos al aire libre sin cumplir los requisitos sanitarios como: uso de uniforme, certificado de salud, manipulación de alimentos y permiso sanitario.

La acentuación del problema se observa en los alrededores de los centros educativos y área urbana de Puerto Ayacucho e interior de Amazonas, donde vienen apareciendo brotes de enfermedades bacterianas, virales y hongos.

En tanto en los barrios, sectores campesinos y comunidades indígena elogian el trabajo de los médicos cubanos por la humildad de estos profesionales que no ven obstáculo alguno a la hora de prestar atención médica, van a pie en mula o bongo, pero nada los detiene para llegar hasta los enfermos. De no ser por ellos, la crisis sanitaria sería más aguda.

Finalmente informo, que asumir denuncias en contra de los que administran el poder siempre ha sido riesgoso, pero hay que decirlas. He aquí las advertencias enviadas a mi tuiter por el más honorable de los intelectuales que asesoran al gobernador Liborio Guarulla Garrido. Cito: José Ramón Garrido: “pero hay patria, recuerda que tú hablaste paja de mi papa. Estoy esperando la cuenta millonaria de mi papa pajuo hablador”. @capitangarrido. José Ramón Garrido: “Andrés si tú piensas mucho flojo ponte a trabajar en vez de hablar de la vida ajena pareces una vieja”. @capitangarrido”.

En este sentido respondo al señor capitán de aeronaves. La pelea corporal ya la ganó. Es usted un hombre de 1.90 de altura con más de 150 kilogramos de peso, bien comido por ser uno de los más privilegiados con las bondades con que lo ha favorecido a lo largo de los 14 años de gobierno, su primo hermano, el gobernador Liborio Guarulla Garrido. Las bondades allí van desde ser contratista hasta proveedor. Yo, un viejo de 56 años, indígena, campesino, veguero y pobre, de 1.58 de estatura, débil, jipato y golpeado por el hambre, jamás podré hacerle frente en lo físico, pero en el terreno moral siempre he caminando de pie, no he doblegado mis principios frente a la avaricia porque entiendo que cada uno de los pobres como yo, tienen derecho de comer del mismo dinero del que usted disfruta a placer y a manos llenas. Respecto a que si tenemos patria, le confirmo que creo en la justicia y en el pensamiento de Hugo Rafael Chávez Frías por el paquete de misiones que repartió a los pobres, el mismo Hugo por el que ustedes se vestían de rojo rojito para conquistar el poder, pero conquistada la victoria vino la traición, saltaron, dieron el mismo salto que dan los hombres, cuya dignidad vale menos que un puñado de dinero. Yo jamás traicionaré mis principios por dinero. No creo en el desastroso gobierno de Nicolás Maduro, porque parce más al gobierno de Liborio Guarulla que al de Hugo Chávez, aunque no siento odio por ellos. Antes creo que todos los pobres de la condición política cual fuere, tenemos derecho de comer de la renta petrolera. Cinco veces fui preso por revelar las irregularidades administrativas del poder. Respecto a que si soy flojo y no trabajo, le confieso que de lo que gano mensualmente, comen mi familia, los hermanos de la iglesia y yo. No le quito dinero a nadie, porque el evangelio es gratuito. Su primo hermano en seis oportunidades me ha ofrecido desde la Secretaria Ejecutiva hacia abajo, contratos y dinero de su propio bolsillo y aún, estando con toda la pobreza encima, he rechazado las ofertas, porque prefiero morir de hambre, pero de pie, que andar de rodillas mendigando  la sobra que otros botan o protegiendo corruptos. No sé si usted podrá de decir lo mismo. En relación a las denuncia contra su padre, nunca las he formulado, han sido directamente contra usted, con nombre y apellido. Si en algo le he ofendido, le pido perdón.

 

Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319
andresgarbo3510@gmail.com
andresgarbo@hotmail.com

@andresgarbo3510

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