En franco deterioro escuelas públicas de Amazonas
Las escuelas públicas adscritas a la Zona Educativa de Amazonas se vienen deteriorando ante la mirada indiferente de las autoridades regionales, a tal punto que el techo del Liceo Bolivariano Creación Puerto Ayacucho comenzó a desplomarse por falta de impermeabilización en la platabanda que resistió 20 años sin mantenimiento. El personal docente fue obligado por el Cuerpo de Bomberos a desalojar el módulo y a cerrar 12 aulas donde cursaban estudios niños de sectores tan empobrecidos que les resultó más económico perder el año escolar que inscribir sus hijos en otros planteles distantes hasta donde hay que pagar pasaje, cuyas estructuras padecen del mismo deterioro.
Los Bomberos recomendaron desalojar toda la escuela, pero los docentes movidos a misericordia por ser el centro educativo donde confluyen niños de barrios indígenas, decidieron continuar las enseñanzas en laboratorios, oficinas y una biblioteca de dos pisos con paredes húmedas y agrietadas, que según un informe de los mismos bomberos, es un peligro latente, ya que la platabanda absorbió tanta humedad, que duplicó el peso o la carga muerta, muy superior al peso que pueden soportar las columnas.
Desde hace doce años el personal docente viene informando sobre el continuo deterioro estructural del plantel, pero las gestiones de la Zona Educativa no han pasado más allá de simples visitas obligadas porque un bloque, que se desprendió de una pared, cayó en la cabeza de una niña.
Para los alumnos las principales demandas de mejora están, además de la infraestructura, la falta de limpieza en los baños, pupitres deteriorados y la falta de acceso al agua potable, aunque muchas de las escuelas primarias indígenas carecen de instalaciones con baños.
El deterioro de la infraestructura y del mobiliario escolar, la precariedad de los servicios básicos, la carencia de áreas verdes y los patios pequeños para los recreos e, incluso, la falta de higiene en las instalaciones sanitarias son factores que afectan el aprendizaje de los alumnos de primarias y secundarias públicas del estado.
Más de una cuarta parte de los estudiantes de educación básica considera que el peor lugar de su escuela son los baños, porque nunca están limpios y carecen de puertas. A ello se suma la queja por las malas condiciones del mobiliario, en particular los pupitres y muchas de estas escuelas carecen de agua potable y los salones de clase son de tamaño reducido, se requieren aulas más grandes o un mayor número para mejorar las condiciones de la escuela, así como para garantizar su mantenimiento.
La escuela es un espacio fundamental de socialización, donde los estudiantes pasan buena parte del tiempo entre semana, por lo que es necesario contar con espacios que les den la posibilidad de desarrollar sus capacidades intelectuales, físicas, sociales y emotivas.
Una infraestructura escolar adecuada, puede influir de manera muy positiva en la sensación de seguridad de los alumnos, elevar su autoestima, potenciar su aprendizaje y estimular el deseo de permanecer dentro del sistema educativo.
Una escuela modelo de la decidía de las autoridades educativas de Amazonas, funciona en la comunidad indígena de Shalom. Allí en un salón de 5x5 metros cuadrados funciona una escuela que alberga niños indígenas desde educación preescolar hasta sexto grado, con la dirección y el personal obrero con sus respetivos materiales de limpieza donados por la comunidad, dentro del mismo recinto.
Hasta allá no han llegados los gobiernos de la exministra de Asuntos Indígenas Nicia Maldonado, ni del empresario y líder indígena del CONIVE Liborio Guarulla. En campaña ambos se rasgan las vestiduras y encienden su agrio verbo uno contra el otro en defensa de la resistencia indígena. Afilan sus lenguas en piedra de odio contra el capitalismo salvaje, el neoliberalismo y la macabra corrupción que devora el sistema, pero superado ese escollo siguen amontonando fortunas millonarias con el dinero asignado a las comunidades y en nada les preocupa el hacinamiento en que reciben educación los niños de la comunidad indígena de Shalom. Allá donde los discursos anticorrupción taladran los pensamientos de familias humildes y las ofertas electorales van y vienen.
En San Pablo de Carinagua un contratista de FEDE cargó con el dinero de la escuela Juan Pablo Pérez Alfonso, de cuya construcción levantó un 40 por ciento hace diez años. Pocos niños encontraron cupos en una escuela cercana, el resto debe caminar 6 kilómetros hasta la escuela Juan Ivirma Castillo.
En el interior de Amazonas funcionan planteles que más parecen botaderos de basura que centros educativos, techos deteriorados, paredes mugrientas y sin ningún tipo de dotación. Los directores y docentes gastan parte del salario en papelería, materiales de limpieza y hasta pintura. Varios de ellos renunciaron las direcciones porque el salario no alcanzaba para el mantenimiento familiar.
Todo esto contrasta con la voluntad dispuesta por la Zona Educativa, la gobernación de Amazonas y Corpoamazonas para la ampliación y mejoras de las escuelas Madre Mazzarello y Padre Manyanet del vicariato apostólico, construidas por el gobierno nacional para albergar niños indígenas, pero privatizadas para cobrar mensualidades disfrazadas de colaboración. Allí estudia la élite de Puerto Ayacucho.
En el caso de la Escuela Padre Manyanet, edificada en una zona con alta incidencia indígena y cuya construcción fue justificada ante el FIDES con las firmas de las familias que allí vivían, las monjas inscribieron niños llevados desde urbanizaciones y sectores de mejores posiciones económicas, desplazando niños pobres del sector, obligados a caminar unos quince kilómetros en ida y vuelta que recorren desde tempranas horas de la mañana y del mediodía hasta la Escuela Félix Solano, por la misma calle por donde una caravana de vehículos lujosos desfilan para dejar sus hijos en la escuela que supuestamente era para ellos.
El Madre Mazzarello, construido para albergar niñas indígenas de comunidades cercanas, es una hermosa mansión de tres pisos con mensualidades calculadas dependiendo del ingreso de cada representante, cuya mayoría son los comerciantes de la ciudad. Allí mantienen unas 20 niñas indígenas para hacerle mantenimiento al plantel y a la residencia de las monjas ubicada en la entrada del barrio San Enrique. Es importante aclarar que el personal obrero y docente de ambos centros, son pagados por el Ministerio de Educación y la Gobernación de Amazonas.
Los curas solicitan ayudas en ropa y medicamentos para “los pobres indiecitos”, pero todo es vendido en el Centro Sor Carmen Vegas, además que son dueños de una decena de escuelas y galpones abandonados en distintas comunidades indígenas.
La Escuela Pio XI, edificada en pleno centro de la ciudad, fue cerrada a placer de los curas y reabierta para funcionar a medias, podría solventar la crisis de cupos de sectores cercanos, pero depende de la voluntad del pastor Monseñor José Ángel Divasson. Se trata de una edificación pública, pero las autoridades educativas regionales y nacionales sólo se mueven en favor del Vicariato. Estos curas son los verdaderos mercaderes del templo. Amasan fortuna en medio de la pobreza indígena y lo único que regalan son bendiciones y agua bendita con lo que no se va al mercado.
Más información. Los trabajadores de TransAmazonas pertenecientes a Corpoamazonas presidido por Nicia Maldonado, el año pasado no recibieron aguinaldos, el 31 de diciembre les entregaron 3.000 bolívares. Aún les adeudan el resto de los aguinaldos y el incremento salarial, ya que devengan salario por debajo del sueldo mínimo. Este año en 3 ocasiones les cancelaron el sueldo con recibo de pago, el resto de las 21 quincenas el pago fue en efectivo más 600 bolívares de cesta ticket. Cada trabajador percibe un sueldo de 4.000,00 Bs/mes. En otros términos son contratados sin beneficios. Este año fue necesario hacer un paro de transporte para que paguen a tiempo.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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Lea en este blog más artículos y los libros: La familia del Yaruro, Un grito en el sur y La Justicia de Justa.