El desabastecimiento sigue aumentando en el sur del país
Las escasez de productos básicos preocupa a padres y madres de familias que ven como el salario se convirtió en agua y sal para comprar productos elementales, como la leche, que en Caicara de Orinoco superó los 600 bolívares por kilogramos, azúcar se consigue hasta en 200 bolívares y aceite en los campos llegó a 300 bolívares por unidad.
En los municipios del interior de Amazonas el pollo alcanza precios de hasta 1000 bolívares por unidad. Leche a 800. Azúcar, harina precocida, arroz y espagueti es normal adquirirlos en cien bolívares en la región más pobre del país con alta incidencia indígena. El 80 por ciento de las familias indígenas viven de pequeños conucos, cuya producción fue suficiente para adquirir alimentos básicos y uniformes escolares, pero la desbordante especulación superó con creces la pequeña producción de los conucos y las familias sólo producen para medio comer.
En el país dos grandes grupos dominan el sector de distribución de alimentos a nivel nacional. Se trata de la cadena de supermercados Central Madeirense, que domina los rubros agrícolas y las Empresas Polar, especializada en productos elaborados. Central Madeirense se convirtió en un importante grupo de producción y distribución de alimentos que se ubica por encima de la cadena colombiana Olimpia y la mexicana Calimax y en un año ha alcanzado registros de ventas que rondan los 351 millones de dólares, según cifras obtenidas del ranking de Planet Retail. Durante el paro empresarial que Venezuela sufrió desde finales de 2002, hasta principios de 2003, esta cadena de distribución se sumó a las acciones de sabotaje. Suspendieron los canales de distribución, pararon la producción de alimentos, cerraron su red de supermercados y no conforme con ello, lo poco producido era enviado de contrabando a países vecinos. En el caso de las Empresas Polar, la situación no es distinta. Es peor. Éstas disponen de una red de distribución de más de 45 mil puntos de venta, casi mil unidades de distribución o plantas centrales, 75 depósitos y 27 compañías distribuidoras. Producen más de 62 productos, de los cuales nueve forman parte de la canasta básica de los venezolanos. Controlan además el 59% del mercado de harina precocida, ingrediente primordial de la famosa arepa venezolana.
Así, Empresas Polar desvió su principal responsabilidad que es la producción de alimentos y se convirtió en un activista político contra el gobierno de Hugo Chávez. La actuación destacada de esta empresa durante el paro patronal 2002-2003, aún se recuerda con dolorosa frescura.
En aquellos años, la empresa impulsó, a la par del acaparamiento alimentario, su campaña Sí se puede, con la cual invitaba a la población a derrocar el Gobierno de Chávez.
El impacto de la desbordante avaricia de este pequeño grupo de empresarios empeñados en tumbar al Presidente Nicolás Maduro a cualquier costo, generó una ola especulativa hacia abajo conformada por abastos, bodegas, revendedores, comerciantes inescrupulosos, guardia nacional y hasta trabajadores de Mercal que en complicidad con las autoridades de esa institución, extraen los productos y los negocian con el mismo efecto especulativo.
Estas empresas productores y distribuidores de alimentos están sacando provecho del monopolio que tienen con una aparente escasez, cuando sus galpones están repletos de comida. Ellos, junto a sus grupos políticos aliados, engordan sus ojos lamiéndose los labios y frotándose las manos, observando cada día más cerca el presupuesto nacional para amasar más dinero, pero esta vez, obtenido asesinando niños, ancianos, indígenas y campesinos. Lo importante es ponerle la mano al gobierno nacional.
Sigan sentados disfrutando de su maldad. Esperen, es cuestión de tiempo, no están muy lejos de su objetivo. En poco tiempo, si el gobierno no alimenta una red colectiva de distribución de alimentos o abre por la fuerza los depósitos de ustedes, los saqueos vendrán. Regresaremos a las escenas del caracazo. Gente pobre y humilde de los cerros, asesinada en las calles buscando comida, caerán frente a los fusiles. Ustedes reirán a placer, celebraran con wiski y el gobierno será de ustedes, pero la justicia de Dios vendrá, y así como los pobres caerán frente a las balas, ustedes también caerán frente al poder de Dios. Cristo puede hacerlos con balas o sin ellas, pero también castiga con enfermedades a padres, madres, hijos y familiares cercanos, donde más duele, porque la niña adorada de sus ojos, la iglesia evangélica, está repleta de pobres padeciendo hambre, porque el pueblo de Dios es pobre.
El gobierno no produce comida, importa alimentos con tanta corrupción, que hasta se pudren, eso es cierto. Ellos también pagarán su parte porque vía Fodas, Agropatria y Bandagro se robaron el dinero destinado al sector agrícola, pero en este momento la mayor responsabilidad, es del sector privado, así lo nieguen.
Señores empresarios, Cristo ordena compartir la comida: 2Co 8: sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla las necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. A los ricos dice: Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?
Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contar él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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Lea en este blog más artículos y los libros: La familia del Yaruro, Un grito en el sur y La Justicia de Justa.