Desnutrición rojita y opositora asesina once niños en Amazonas
El repunte de desnutrición y de extrema pobreza en que vienen cayendo las familias de la región, producto del recorte de subsidios y eliminación de varias misiones sociales por parte del presidente Nicolás Maduro, aunado al paro industrial convocado por la CTV, Fedecámaras, la oligarquía agraria y la Iglesia Católica, comenzaron a generar los resultados que ellos mismos se propusieron, asesinar venezolanos por hambre.
Al grupo de Henry Ramos Allup le pareció que así sería muy tarde, mejor fue exigiendo a Estados Unidos la aplicación de un bloqueo económico que está en marcha para que todo el país sea castigado con hambruna, por sufragar por Hugo Chávez.
Once niños, en su mayoría indígenas, murieron en una semana por desnutrición severa, las otras causas son secundarias y las cifras, siguen siendo alarmantes en algunos sectores de la población. En el grupo de edad de cinco a catorce años, la desnutrición crónica es preocupante en las poblaciones urbanas, y se duplica en las rurales. El riesgo de que un niño muera por diarrea, desnutrición o anemia es tres veces mayor que entre la población no indígena. Si bien en los últimos años la desnutrición crónica ha disminuido entre adolescentes, también es cierto que se ha evidenciado un mayor desequilibrio en el sector indígena.
El Dr. Diony Ereu, director regional de Salud, del Estado Amazonas, reconoce la muerte de los menores, asegurando que “el Hospital Dr. José Gregorio Hernández cuenta con todos los insumos necesarios para atender los pacientes”, declaración que dejó a todos sorprendidos por la carencia de antibióticos, soluciones, inyectadoras y todo tipo de material médico. Cuando todos los habitantes de Puerto Ayacucho son testigos del desabastecimiento y abandono en que se encuentran, ese centro asistencial y los módulos de Barrio Adentro.
Pero mayor sorpresa es oír a la alcaldesa Adriana González lamentándose por las muertes, cuando hasta hace dos años era la Secretaria Ejecutiva de Liborio Guarulla, y privatizaron las clínicas de la gobernación, desmejorando el servicio, hasta un nivel que ya no hay médicos, además que entre la Gobernación y la Alcaldía tienen más de 18 mil trabajadores devengando salarios por debajo de 8 mil bolívares mensuales, que no alcanzan para la comida de una semana.
Ambos son millonarios y se gobiernan para sí. Todo el dinero lo planifican en construcción de obras y compras de bienes y servicios que reportan 20% de soborno que pagan los beneficiados, además que la mayoría de los contratos y compras los otorgan a hermanos, yernos, sobrinos y amigos cercanos, dejando al resto de la población a la merced del hambre.
La primera dama Judith Campos de Guarulla destinó el dinero de los niños para financiar su equipo de futbol profesional Tucanes de Amazonas. La alcaldesa Adriana González, por vía de corrupción administrativa le asignó 200 mil bolívares más, cuando ese equipo no corresponde al municipio.
Jamás los opositores Liborio Guarulla y Adriana González, pensaron en desarrollar proyectos agrícolas, todo lo planificaron en función de sus ganancias y culpan del hambre al gobierno nacional, cuando la gobernabilidad es de ellos. Cierto es que Maduro tiene responsabilidad, porque su líder, Nicia Maldonado hace lo mismo, asigna obras y compras en función de su ganancia. Ahora llegó el hambre y no hay producción agrícola. El dinero de Fodafa, Agropatria y otras asignaciones para la agricultura, pasaron por las manos de Antonio Graterol, director del MAT y desaparecieron.
Seguirán muriendo más indígenas y habitantes de los sectores marginales por hambre, porque se acabó la comida. Las bolsas son insuficientes y llegan cada dos meses, tardías, incompletas y muchos quedan por fuera. Los gobernantes regionales están muy preocupados por atender a su grupito de contratistas y proveedores.
Venezuela es de Jesucristo
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 04161067319
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