Corrupción, ineficiencia y crisis económica debilitan al gobierno
Dos años apenas de la muerte de Hugo Chávez, la inflación se disparó, la especulación se adueñó del país, la economía en franca caída libre y una acuciante escasez de productos básicos y medicamentos, generada por el sector privado y erradas políticas públicas, mantienen al presidente en vilo.
Las empresas privadas apoyadas en generales y altos ejecutivos del gobierno nacional, cruzan su producción alimentaria a Colombia para provocar la escasez artificial que agobia a los más pobres. Por esta vía buscan dar al traste con Nicolás Maduro, cuya popularidad cayó a un 35%, la mitad con respecto al 70% que siempre mantuvo Hugo Chávez, que sin su carismático atractivo, la recuperación se ve cuesta arriba.
Se suma la poca credibilidad del gobierno, débil autoridad de Maduro para enfrentar el enriquecimiento de funcionarios de alto nivel, junto a decisiones tomadas a espaldas del pueblo, como el recorte de subsidio a los más pobres, continuas devaluaciones, eliminación de misiones y el abandono de la moral, permiten suponer que Hugo Chávez falló en su decisión de escoger a Maduro como su sucesor.
Las grietas del chavismo son evidentes, impulsadas por un sector molesto por la corrupción y la solidaridad automática con una burocracia del Gobierno que mucho se parece a la de Carlos Andrés Pérez en su época.
Al frente del deterioro económico marcha una desbordante corrupción militar amparada por “camaradas” que ocupan altos cargos en el gobierno. Fábricas de celulares, vehículos, empresas importadoras de alimentos, otorgamiento de divisas, empresas cementeras, empresas básicas de Guayana y las empresas terciarias de PDVSA cobran y pagan gruesos recursos en soborno.
Para muchos estamos en condiciones peores al momento cuando Hugo Chávez dio el golpe de estado en el 92, preocupante desequilibrio económico e incremento inflacionario que impacta con más fuerza a los pobres que destinan mayor parte de su gasto a la compra de alimentos, precisamente los productos que han registrado los mayores aumentos de precios.
La situación es preocupante por las presiones sobre precios de alimentos que continúan a ritmo acelerado impulsando un rápido crecimiento en las tasas de pobreza, indigencia y deserción escolar.
El incremento de la inflación se debe al acaparamiento y especulación, producto de las continuas devaluaciones de las que nunca habló Hugo Chávez, pues conocía con precisión que esta medida económica afecta con fuerza los estratos más pobres.
Hay que reconocer el esfuerzo del gobierno por mejorar la distribución del ingreso nacional e incrementar las remuneraciones de los trabajadores y algunos beneficios a hogares más pobres, cuyo vigor ha sido insuficiente, absorbido por distorsiones económicas que podrían extenderse a largo plazo. Estas medidas deberían adoptarse con incremento en la producción nacional para frenar el continuo avance de precios que afecta al estrato social más bajo, pero primero es necesario echar mano a la oligarquía roja rojita alimentada por la desbordante corrupción administrativa.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
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