Colombia es un país vacío de poder
El control del poder político colombiano no está en manos del presidente Juan Manuel Santos, ni allí la soberanía reside en el pueblo, los cinco poderes claramente definidos que gobiernan en Colombia, tienen pueblo, fuerza y territorios bien demarcados. La guerrilla controla un sector, los carteles del narcotráfico gobiernan sobre el poder político y una gruesa parte del territorio. Son ellos los que colocan presidentes. Los paramilitares al servicio de la oligarquía y las Fuerzas Armadas, controlan otra parte, la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos domina sobre mayor territorio, con diez bases militares, las compañías de seguridad, las empresas bananeras y los contratistas. Juan Manuel Santos gobierna un reducido y debilitado grupito de empresarios que también responden a los intereses norteamericanos.
El problema lo tiene Nicolás Maduro, que de conversar con Juan Manuel Santos, lograría un pírrico acuerdo que en nada detendrá la avanzada paramilitar que cruza las fronteras. Todo indica que Santos sería el vocero ideal para las conversaciones, pero no es así, es él el que menos poder tiene. Entonces, Maduro estaría obligado a sentarse con el director de la Agencia Central de Inteligencia CIA, de los Estados Unidos, que controla una gruesa parte del poder, a través de bases militares, compañías de seguridad, contratistas, paramilitares, carteles de la droga y a Juan Manuel Santos. Lo que decida el director de la CIA tiene peso específico. Con la guerrilla podría reunirse en la Mesa de Paz que opera en Cuba y un acuerdo robustecido y de respeto podría poner fin al conflicto colombo venezolano.
Podría asumirse con certeza y sin temor a equivocarse, que la CIA está detrás de la avanzada paramilitar que penetra las fronteras con el propósito de incrementar violencia y sembrar terror para echar a Maduro. Por la vía de los votos las cosas no están muy claras. Los grupos opositores aliados de la CIA en Venezuela, no le garantizan victoria a nadie.
Venezuela no puede confiar en la buena fe del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Ese señor es un representante del Vaticano, brazo político de la ONU, que con informes amañados ha legalizado la intervención de fuerzas del Consejo de Seguridad en países intervenidos como Irak, Libia, Siria, Afganistán y Cuba. Nada extraño seria que un informe de los Derechos Humanos de la ONU, cataloguen a Venezuela como violador de derechos fundamentales para dar la razón al paramilitarismo, que con apoyo de un sector de la oposición, penetran el país.
El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, es el garante de la vida de la población civil en los sitios en conflicto, sin embargo, ha sido el primero en justificar el sobrevuelo de aviones drones, que lanzan bombas tan inteligentes, que destruyen ciudades enteras, asesinan niños, mujeres preñadas, ancianos y hasta quienes apoyan la intervención.
La oligarquía colombiana garantiza petróleo, recursos forestales, productos agrícolas y hasta suministro de droga, a las familias petroleras norteamericanas, las más ricas del mundo. Son estas familias las que ordenan al Consejo de Seguridad, qué país intervenir, para lo cual cuentan con el visto bueno del Alto Comisionado.
Ahora, la nota cómica a la disputa la pone Colombia, acusando a Venezuela de violar derechos humanos, cuando los paramilitares de la CIA, al servicio de las Fuerzas Armadas y la oligarquía colombiana, para apoderarse de las tierras, ejecutan atroces matanzas de campesinos con motosierra, desmembrando hombres, mujeres y niños. Juegan fútbol con la cabeza de los decapitados y apalean ancianos y mujeres embarazadas, como ocurrió en la matanza de El Salado, la más grande de Colombia, donde hubo torturas, degollamientos y decapitaciones de un número aún sin determinar de campesinos indefensos. Al menos 450 paramilitares destrozaron casas y comercios de la población,[] considerada una de las acciones conocidas más sanguinarias de las AUC.
14 de los cadáveres fueron hallados en cuatro fosas comunes en un lote del municipio de El Salado después de ser torturados y degollados en la iglesia del pueblo, otros fueron masacrados en una mesa ubicada en la cancha de futbol del lugar.[]
Los paramilitares desmembraban y torturaban a los pobladores con motosierras, destornilladores, piedras y maderos mientras bebían licor saqueado de las tiendas, violaban mujeres, jugaban fútbol con las cabezas de los decapitados, ahorcaban jóvenes, apaleaban ancianos y mujeres embarazadas mientras escuchaban música a alto volumen.[][] La masacre provocó el desplazamiento de al menos 280 personas entre hombres, mujeres y niños.
Amigo lector, ¿Ha escuchado hablar alguna vez de informes del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, condenando las atrocidades de los paramilitares de la CIA en Colombia o en otro país?[]
The Washington Post aseguró que la Central de Inteligencia de ese país (CIA) participó, junto con las Fuerza Militares colombianas, en varias operaciones militares que permitieron dar de baja a cabecillas de las FARC. Los intereses representados por los gobiernos de Estados Unidos son uno de los principales detonantes y animadores de la larga guerra que soporta Colombia. La experiencia norteamericana adquirida en los conflictos de Afganistán y en el combate al grupo al Qaeda, se han trasladado al conflicto colombiano, mejor dicho, los procedimientos de inteligencia que incluyen los sobornos, las capturas ilegales, los desaparecimientos, las torturas y las presiones ilegales contra personas de quienes se espera conseguir información.
La degradación de los métodos empleados por las Fuerzas Militares, policiales y de seguridad colombianas tienen su origen en la instrucción y asesoría brindada por los norteamericanos, empleando chantajes, atentados, amenazas de muerte y secuestros en contra de familiares de cabecillas y demás guerrilleros de las FARC para dar con su paradero.
El polémico acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos, significa la expansión militarista más grande de Washington en América Latina en toda la historia. El acuerdo permite la presencia de contratistas privados al servicio de las necesidades de las agencias de Washington en territorio colombiano, con todas las mismas inmunidades otorgadas a los funcionarios y militares estadounidenses. Dentro del acuerdo del Plan Colombia, Washington utiliza por encima de 30 empresas contratistas para ejecutar obras militares y de inteligencia y espionaje en Colombia. Algunos de ellas son las empresas más poderosas del complejo militar industrial, como DynCorp, Bechtel, Lockheed Martin, Grupo Rendon, y Raytheon entre otras.
A principios de 2008 el Comando de Misiles y Defensa Espacial del Ejército de EEUU otorgó contratos por la cantidad de 15.000 millones de dólares a un grupo de contratistas privadas, incluyendo a Blackwater. El contrato, que incluye operaciones de inteligencia, espionaje y reconocimiento entre otras tareas, está orientado hacia dos países en América Latina, México y Colombia. El contrato específicamente detalla la “provisión de entrenamiento aéreo” a las fuerzas armadas colombianas y “apoyo estratégico de relaciones públicas” al gobierno colombiano (léase: operaciones psicológicas). En el caso de México, Blackwater está encargado de apoyar las misiones contra el narcotráfico.
Andrés García Bolívar
Pastor iglesia evangélica: “El Evangelio Eterno”
Teléfono: 0416106l7319
Andresgarbo3510@gmail.com
Andresgarbo@ghotmail.com