Amazonenses felices por no tener diputados

03.02.2016 19:37

Amazonas se encuentra entre los estados más extensos y con menor población, pero donde sus diputados nacionales gozaban del mejor salario por un rendimiento legislativo miserable y a doce años de haber llegado al poder, pocas veces tomaron la palabra para formular propuestas fuera de orden, ameritando fuertes críticas por parte de sus colegas legisladores quienes los han invitados a sujetarse al orden del día.

Nirma Guarulla y Julio Arón Igarza están entre los peores calificados, quienes con ese palúdico rendimiento, pretendieron continuar en la política comprando votos para ser reelectos, a través de un proceso irregular que mantiene varios de sus dirigentes entre rejas sin esperanzas de una pronta libertad y a merced de un buen samaritano, pues ellos los abandonaron. Entre ambos, sólo tienen siete participaciones, y eso raya en la desfachatez de sólo acudir a ver cómo los demás trabajan. 

Entre percepciones y deducciones, el sueldo neto de cada legislador es superior a los 37 mil bolívares, y en el caso de Amazonas cobran por calentar butacas, hacer turismo parlamentario y entre bostezos levantar perezosamente la mano para aprobar lo que otros hacen. Además son favorecidos con compras y contratos asignados por el gobernador Liborio Guarulla, aunque no cumplen con su principal función de presentar, reformas concerniente al Poder Público y mucho menos el de fiscalizar el uso de los recursos públicos.

Son corresponsables en comprar como nueva una planta eléctrica para San Fernando de Atabapo en dos mil millones de bolívares, que no funcionó por ser muy vieja, decenas de contratos cobrados sin ejecutar, apropiación del dinero del Programa Alimentario Escolar que no llega a las escuelas del interior, la desaparición de dos mil millones de bolívares del instituto de la vivienda y más de mil millones de bolívares entregados de forma fraudulenta en el instituto de cerdito de la gobernación.

Julio Igarza, Nirma Guarulla y su hermano el gobernador Liborio Guarulla, también son corresponsables de la crisis por la falta de seguridad alimentaria, la débil presencia institucional, por los proyectos de políticas públicas que no llegan con fuerza, y por la casi nula atención rápida a las comunidades indígenas que ellos dicen representar.

Dirigentes indígenas regionales definieron la situación como “preocupante, invisible e invisibilizada”, subrayando que hay pueblos que se encuentran en inminente riesgo de desaparecer física y culturalmente, acechados por amenazas como la falta de seguridad alimentaria y el riesgo de que se desvanezca su cultura.

Las mayores dificultades en materia de seguridad alimentaria las padecen, especialmente, los niños, donde si la desnutrición no los mata, reduce su capacidad física e intelectual de por vida, por un empobrecimiento estructural de estas comunidades abandonadas por falta de oportunidades, con zonas donde están prácticamente a su suerte.

Es mejor andar solo que mal acompañado, dijo el viejo Pablo Gaitán, con más de 60 años viviendo en la comunidad de San Pedro del Orinoco, al referirse a la ineficacia de estos diputados que apoyan el cierre de empresas para echar al presidente de la República, Nicolás Maduro. Estos nuevos millonarios apoyan a esos empresarios en perjuicio de nosotros mismos, que el fondo somos los más afectados por la pobreza en que vivimos, concretó el viejo, tras argumentar que sería mejor quedar sin estos diputados, que relegir a estos millonarios contratistas becados en la Asamblea Nacional, que no son más que la traición hecha carne.

Decenas de habitantes consultados coincidieron con el viejo Pablo Gaitán, “sin estos diputados, Amazonas sería el primer estado del país que no da mal uso a su dinero, antes ahorraría para invertir en educación, salud o vialidad”.

 

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